Cámara al Hombro: El abandono de los ancianos en Brasil
En tan solo 15 años, Brasil registró un aumento del 70 % del número de personas de la tercera edad. Al año 2030, las estadísticas señalan que este segmento de la población superará a la de menores de 0 a 14 años.
A nivel mundial la población tiene mayores expectativas de vida, lo que representa un duro desafío para las políticas públicas y es que tener más de 60 años conlleva una serie de complicaciones: bajas jubilaciones, casi nulas oportunidades de empleo y un alto costo en acceso a la salud y los medicamentos.
Sin ingresos suficientes, en un país donde el sistema no se ha preparado para lidiar con la cantidad de personas en asilos, el aumento de ancianos en situación de abandono es alarmante.
El dicho de que es bueno estar vivo por más tiempo, ya no es una buena noticia para todos y se ha convertido en un desafío económico personal para los brasileños.
En la parte baja de la pirámide, donde están los más pobres, comienza a ser sentido el aumento en el número de ancianos desamparados por la familia. Los albergues públicos están llenos y la demanda por vacantes entre personas de más de 60 años no para de crecer, según un estudio del Ministerio de Desarrollo Social de Brasil.
De acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), entre 2012 y 2017, la población de ancianos en el país saltó un 19,5 %, de 25,4 millones a más de 30,2 millones de personas.
Una reciente encuesta del Banco Mundial (BM) indica que los brasileños de todas las edades son poco precavidos, parecen demasiado ocupados con sus problemas en el presente y no se están preparando para la vejez. Sólo el 11 % declara estar preparado para el futuro, frente a una media global del 21 %.
Hay también el problema del debilitamiento de los lazos familiares en la nueva sociedad. La familia, ahora, ya no es aquel núcleo que siempre cuidaba de los mayores. Al mismo tiempo, falta un Estado que compense esa deficiencia con políticas públicas que protejan a los desamparados.
Por esta razón es común encontrar dentro y fuera de los albergues, madres y padres abandonados por sus hijos. Para el congresista Arnaldo Faria que durante toda su vida ha luchado por la causa de los ancianos en Brasil, el problema de falta de apoyo no es solo de parte del Gobierno, pero de la sociedad como un todo.
Brasil ya no es un país de jóvenes y eso muestra una realidad preocupante. Todos tienen que entender que hay que hacer un esfuerzo para tener una renta cómoda para un futuro cada vez más largo.
El anciano, así como el niño y el adolescente en Brasil necesitan más amparo legal para la defensa de sus derechos, mayor dignidad y mejor calidad de vida, caso contrario tener una vejez digna será privilegio de una minoría.
Rony Curvelo, Sao Paulo.
xsh/ctl/mjs