El domingo, Ansarolá y la Fuerza Aérea del Ejército yemení aseguraron haber realizado un ataque con un dron Qasef-2K contra un desfile militar de mercenarios de Arabia Saudí y de sus aliados en el campamento militar de Ras Abas, en la ciudad portuaria de Adén, en el suroeste de Yemen.
En un mensaje publicado este lunes a través de su cuenta en Twitter, el portavoz de las Fuerzas Armadas de Yemen, el general Yahya Sari, ha dicho que con la victoria de la operación militar de Adén se puede decir que “no hay ningún lugar seguro ni dentro ni fuera de Yemen para los agresores”.
Sari asegura que los saudíes y sus mercenarios “deberían aprender la lección” del ataque del pasado mes de enero contra los invasores y los mercenarios en la base aérea de Al-Anad en la provincia de Lahij, en el sur de Yemen, ya que la “inteligencia” y el poder de los yemeníes “enviarán a los agresores al infierno”.
El funcionario militar yemení ha amenazado con nuevos ataques contra los saudíes y sus aliados si no ponen fin a sus agresiones y precisa que día a día se amplía el número de “blancos militares” de las fuerzas yemeníes en Arabia Saudí.
[...] no hay ningún lugar seguro ni dentro ni fuera de Yemen para los agresores”, ha dicho el portavoz de las Fuerzas Armadas de Yemen, el general Yahya Sari, en referencia a Arabia Saudí y a sus aliados.
Las fuerzas yemeníes lanzan con frecuencia ataques en represalia por la ofensiva militar de Riad y sus aliados contra Yemen. De hecho, Ansarolá advierte de que sus misiles pueden alcanzar ‘objetivos estratégicos’ en Arabia Saudí y en los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
El sábado, el ministro de Defensa de Yemen, Naser al-Atefi, confirmó que las Fuerzas Armadas del país sorprenderán “muy pronto” a los enemigos con tecnología militar avanzada.
La campaña saudí de bombardeos ha causado más de 60 000 muertes en Yemen. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que, si la guerra no se detiene, la cifra de víctimas mortales llegará a 233 000 para finales de 2019.
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