Según ha informado la cadena estadounidense CNN, la mayoría de los miembros del concejo municipal de Mineápolis votaron el domingo a favor del desmantelamiento de la Policía, como consecuencia de la muerte bajo custodia policial de un afroamericano en dicha ciudad y las amplias y diarias manifestaciones consiguientes a lo largo y ancho de EE.UU.
“Nos comprometimos a desmantelar la Policía tal como la conocemos en la ciudad de Mineápolis y a reconstruir con nuestra comunidad un nuevo modelo de seguridad pública que realmente mantenga a salvo a nuestra comunidad”, declaró a la CNN la presidenta del concejo municipal de Mineápolis, Lisa Bender.
Floyd, un afroamericano desarmado de 42 años, murió el 25 de mayo a manos un policía blanco en la ciudad de Mineápolis, en el estado de Minesota (norte). Según se aprecia en un vídeo de varios minutos filmado por un transeúnte, un agente policial lo inmovilizó presionándole el cuello con la rodilla durante 10 minutos y le provocó la muerte por asfixia.
Bender agregó que el concejo municipal estudiará cómo reemplazar el actual departamento policial, también busca vías para que los fondos destinados a la Policía sean redireccionados a la financiación de otras estrategias comunitarias.
Esta medida evidencia que las autoridades estadounidenses han dado un paso atrás por el caso de Floyd, dado que la brutal represión de la Policía no ha logrado contener las masivas protestas en rechazo del racismo y la violencia policial contra las minorías.
La presión popular en EE.UU. parece, de hecho, estar dando fruto. La semana pasada, el fiscal general de Minesota decidió también endurecer los cargos contra Derek Chauvin, el ya exagente de la Policía de Mineápolis que provocó la muerte de Floyd. Además, otros tres policías involucrados en el incidente están acusados de ayudar e instigar al asesinato en segundo grado.
No obstante, el presidente norteamericano, Donald Trump, se ha dedicado a echar leña al fuego, tachando a los manifestantes de “matones” y amenazando con dar la orden de disparar contra los indignados si no cesan las marchas.
La desmesurada respuesta de Washington a las protestas por la muerte de Floyd ha generado críticas a nivel internacional, desde las Naciones Unidas hasta diferentes países, con la excepción de los aliados de EE.UU.
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