Un informe publicado el pasado miércoles por el diario estadounidense The New York Times (NYT) indicó que las agencias de inteligencia del país norteamericano están evaluando los esfuerzos de Arabia Saudí por desarrollar su capacidad para producir combustible nuclear, que podría conducir al país árabe al desarrollo de armas nucleares.
Al respecto, funcionarios de las agencias de espionaje estadounidenses expresaron su preocupación por el programa nuclear de Riad, afirmando que creen que el reino árabe está ocultando el alcance de sus actividades atómicas, ya que surgieron informes que hablan de “los esfuerzos que se están realizando dentro del país árabe en colaboración con China”.
Estos datos han provocado alarma acerca del posible paso que esté dando el régimen de Riad hacia el desarrollo de armas nucleares, y de que Riad y Pekín mantengan en secreto el procesamiento de uranio crudo con miras a, después, iniciar un eventual enriquecimiento de combustible para armas.
Asimismo, citando a funcionarios estadounidenses, NYT manifestó la desazón que reina por las declaraciones que hiciera en 2018 el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman Al Saud, en las que dijo que su país trataría de desarrollar o adquirir armas nucleares si Irán desarrollaba una bomba nuclear, un tema que ha sido ampliamente rechazado por las autoridades iraníes.
En este sentido, el Gobierno de Irán urgió, a su vez, a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) a transparentar el programa nuclear secreto de Arabia Saudí y difundir un informe del mismo.
Los estadounidenses se manifiestan preocupados por este tema cuando fueron ellos mismos los que condenaron el uso “pacífico” de la energía nuclear por parte de Irán mientras ofrecían, al mismo tiempo, tecnología nuclear a Arabia Saudí, un país que, no debemos olvidar, financia el terrorismo.
La monarquía saudí, rica en petróleo, es el segundo Estado árabe del Golfo Pérsico que desarrolla un programa nuclear después de los Emiratos Árabes Unidos (EAU). Expertos estadounidenses dicen que este sitio no declarado podría, en última instancia, desviarse hacia un programa nuclear militar encubierto en el futuro.
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