Esta ley, aprobada por 70 votos contra 10, permite al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, impedir la transmisión de contenidos de canales extranjeros, cuyas informaciones “dañen la seguridad nacional” en la situación actual y también el cierre de sus oficinas en los territorios ocupados por Israel.
La medida se presentó a finales de octubre, a través del ministerio de comunicaciones del régimen y acogida por la cartera de asuntos militares y las fuerzas de seguridad israelíes.
El ministerio de comunicaciones señaló entonces que si la iniciativa es aprobada, el cierre de Al Jazeera tendrá efecto “inmediato”, además de la no revocación de las credenciales de los periodistas de la cadena y la confiscación de sus equipos
“Israel está en guerra. En tierra, en el aire, en el mar y en las ideas. No permitiremos que las transmisiones dañen la seguridad del Estado”, argumentó.
Desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023, el régimen genocida israelí no permite la entrada de prensa internacional a Gaza, y hasta ahora, más de 130 periodistas han sido asesinados.
Al Jazeera es uno de los canales con mayor cobertura de los crímenes que está cometiendo en Gaza y cuenta con muchos periodistas desplegados en la Franja de Gaza.
El coordinador del programa del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) para Medio Oriente y Norte de África, Sherif Mansour, advirtió en un informe “la guerra entre Israel y Gaza es la situación más peligrosa para los periodistas que jamás hayamos visto, y estas cifras lo demuestran claramente”.
Más de seis meses después de la ofensiva, el régimen de Tel Aviv no ha logrado sus objetivos de destruir al Movimiento de la Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), y encontrar cautivos israelíes, a pesar de asesinar a casi 32 800 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, y dejar a más de 75 300 heridos.
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