El soberanismo, aunado en un espacio a favor de la democracia y la convivencia, se ha solidarizado con los políticos y líderes sociales encarcelados en España y exiliados. Al unísono ha exigido su libertad y su regreso.
La particularidad de esta movilización ha sido la transversalidad y la participación de los principales sindicatos para demostrar el clamor mayoritario de la sociedad catalana a favor del diálogo y contra la represión.
Los partidos soberanistas, en toda su amplitud, han asistido a la manifestación, con visiones distintas pero el lema común contra la regresión de derechos básicos.
Por ahora, ni la presión de la calle, ni los reveses internacionales a las euroordenes, parecen afectar al Gobierno de Mariano Rajoy, ahora dispuesto a perseguir la querella del Parlamento catalán contra el juez Pablo Llarena por prevaricación.
Mientras esto sucede, el independentismo continúa explorando cómo formar Gobierno a pesar de las injerencias judiciales, con el plazo máximo del 22 de mayo, antes de que se convoquen de manera automática nuevas elecciones.
Oriol Puig, Barcelona.
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