"Lo primero que tienen que hacer (el presidente ruso, Vladimir) Putin y Trump es reunirse cuanto antes para iniciar el proceso de deshielo", ha considerado Anatoli Adamishin, quien fuera viceministro de Exteriores soviético entre 1986 y 1990.
En declaraciones a la agencia de noticias española Efe, Adamishin ha comentado que después de que el presidente saliente, Barack Obama, aprobase, pocos días antes de abandonar el cargo, una nueva tanda de sanciones contra el Kremlin, Rusia no tomó medidas de represalia, ya que está esperando a que el presidente electo estadounidense tome el cargo el viernes. Podría ser que bajo su Presidencia sucediese un deshielo de las relaciones bilaterales.
Lo primero que tienen que hacer (el presidente ruso, Vladímir) Putin y Trump es reunirse cuanto antes para iniciar el proceso de deshielo", considera Anatoli Adamishin, exviceministro de Exteriores soviético (1986 y 1990).
La agencia cita al portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien dijo que Moscú esperaba “que los presidentes se lleven bien”, luego de que Trump comentara en una rueda de prensa que quiere hacerse amigo de su contraparte ruso.
"Por lo menos, Trump ha dicho que está abierto al diálogo. Eso no significa que quiera que nos pongamos de acuerdo en todo. Eso será difícil y no es lo que esperamos. Pero dialogar es lo que nos ayudará a encontrar una salida a situaciones difíciles", aseguró Peskov.
Se espera por lo menos una comunicación fluida, es por ello por lo que ambas partes ya están acordando la primera conversación telefónica tras la investidura, que debería dar paso a su primera reunión.
"Trump es un pragmático. Si hubiera ganado (Hillary) Clinton, podríamos haber tenido enfrentamientos militares", ha destacado Adamishin mientras ha opinado que el conflicto sirio no tendría por qué ser un problema para la nueva Administración, dado el acuerdo del alto el fuego alcanzado entre los grupos armados opositores y el Gobierno de Damasco y la toma de la ciudad de Alepo (norte de Siria) por el Ejército sirio.
Por otra parte, ha indicado que la crisis de Ucrania, “la manzana de la discordia durante mucho tiempo”, no va a ser para Trump un "trofeo geopolítico", como sí habría sido para Clinton.
Como colofón, ha aseverado que “Trump no renunciará a la hegemonía mundial”, pero sí querrá que el liderazgo "le salga más barato", lo que significa que para él lo realmente importante será la política interior y no exterior.
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