Colonos israelíes pertenecientes a un grupo llamado Juventud de las Colinas, que fueron puestos en cuarentena en una base militar después de que se sospechara que habían contraído el nuevo coronavirus (COVID-19), escaparon de su confinamiento este martes y atacaron a los palestinos con piedras y gases lacrimógenos, además de prender fuego a varios automóviles.
A través de un comunicado, el Ministerio palestino de Asuntos Exteriores dijo que este no es el primer ataque que perpetran los colonos contra los palestinos y sus propiedades en todos los territorios ocupados, sino que supone un asalto más que se suma a las decenas de actos de similares características.
La nota reza que se ha registrado un aumento en cuanto a los ataques desde el estallido de la pandemia de la COVID-19, con la intención de socavar los esfuerzos palestinos para combatir el brote.
La Cartera palestina ha responsabilizado a Israel de los crímenes que cometen sus soldados y colonos, advirtiendo que, en medio de la situación creada por la enfermedad respiratoria, el régimen de ocupación de Tel Aviv está llevando a cabo planes para anexarse partes de Cisjordania, expandir sus asentamientos ilegales y cometer limpiezas étnicas contra los palestinos, particularmente en Al-Quds (Jerusalén) y el valle del Jordán.
A su vez, Ibrahim Melhem, portavoz de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), denunció el lunes que los soldados israelíes escupen en las comunidades palestinas para propagar la enfermedad. De hecho, agregó, los israelíes “son agentes de esta pandemia”.
A pesar de que todo el mundo está sumido en la crisis desatada por la COVID-19 y está sumando esfuerzos para combatirla, Israel sigue con sus actos criminales contra los palestinos, agudizando la situación de por sí ya grave.
Ante tal coyuntura, el embajador palestino ante las Naciones Unidas, Riad Mansur, denunció a principios de abril ante el ente internacional que, pese a los desafíos sin precedentes que enfrenta el mundo entero, incluida Palestina, en la lucha contra el nuevo coronavirus, Israel, como un “poder ocupante”, no deja de aplicar políticas y medidas ilegales en los territorios ocupados.
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