La madrugada de este miércoles (hora local), el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán ha atacado con misiles tierra-tierra la base aérea Ain Al-Asad, ubicada en la provincia occidental iraquí de Al-Anbar y ocupada por las tropas norteamericanas desde la invasión de Irak en 2003, y otra base en Erbil, capital de la región del Kurdistán iraquí, también en poder de los norteamericanos.
Este ataque de Irán supone la mayor crisis que enfrenta la Administración Trump, dado que ha desafiado las amenazas del presidente estadounidense, Donald Trump, con golpear importantes sitios del país persa en caso de represalias por el asesinato del teniente general Qasem Soleimani, señala un informe publicado este miércoles en la cadena local CNN.
“En efecto, Irán tachó de ‘bluf’ las declaraciones del presidente Donald Trump, desestimando sus advertencias de que no debería responder a su propio provocativo movimiento de asesinato masivo”, señala en la nota.
El viernes, Estados Unidos lanzó un ataque en Irak que acabó con la vida del general Soleimani, comandante de la Fuerza Quds del CGRI de Irán, y otros militares iraníes e iraquíes. El Pentágono confirmó que el disparo de misiles se ejecutó por orden directa de Trump.
La cadena estadounidense indica que Estados Unidos está al borde de su primera “guerra caliente” con Irán desde la Revolución Islámica en 1979, como resultado del impulsivo liderazgo del inquilino de la Casa Blanca.
La muerte de Soleimani generó un consenso contra Washington tanto en Irán como en varias partes del mundo. Las autoridades persas han tildado el ataque de un “acto de terrorismo internacional”.
Por su parte, el Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ha enfatizado que el ataque del país persa a las bases de EE.UU. en Irak solo ha sido una bofetada y no la venganza, prometida por el asesinato del prominente estratega militar Soleimani.
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