Según ha publicado este martes el periódico israelí Haaretz, la decisión del Gobierno australiano ha provocado la furia de los altos funcionarios del régimen de ocupación. El ministerio de exteriores de Israel ha expresado su “profunda decepción” por la medida de Canberra, alegando que “provino de consideraciones políticas miopes”.
El primer ministro israelí, Yair Lapid, por su parte, ha declarado que la decisión de Australia fue una “respuesta apresurada a una noticia falsa en los medios” y, con tono sarcástico, ha señalado que solo espera que el país oceánico aborde otros temas de una manera más seria. “Jerusalén (Al-Quds) es la capital eterna y unificada de Israel y nada cambiará este asunto”, aduce.
La ministra de Asuntos Exteriores de Australia, Penny Wong, ha catalogado de “una jugada cínica” la decisión del ex primer ministro Scott Morrison de reconocer en 2018 el este de Al-Quds como la capital del régimen de Israel, y remarcó que “la embajada de Australia siempre ha estado y permanecerá en Tel Aviv”. Además, expresó el compromiso de Canberra con los esfuerzos internacionales en la búsqueda responsable de una solución justa y duradera a la cuestión de Palestina.
En 2017, Estados Unidos se convirtió en el primer país del mundo en reconocer a Al-Quds como la capital de Israel y trasladar su embajada desde Tel Aviv a esa ciudad, haciendo caso omiso al clamor unánime de la comunidad internacional en contra de la medida por considerar que solo socava la paz en Asia Occidental y prolonga el sufrimiento y la represión que enfrenta el pueblo de Palestina desde hace siete décadas.
Los grupos de Resistencia palestina ha puesto énfasis en que el pueblo palestino defenderá su derecho sobre la ciudad santa hasta la expulsión total de los ocupantes.
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