El general Ahmad al-Asiri, exsubjefe de la Inteligencia de Arabia Saudí, visitó en varias ocasiones los territorios ocupados palestinos para negociar la compra de un software de espionaje que “ayudó al reino árabe a seguir a los opositores en el extranjero”, desveló el diario estadounidense The Wall Street Journal (WSJ).
En un informe publicado el martes, WSJ puso de manifiesto que Al-Asiri —el asesor del príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman— tenía planeado comprar el controvertido software, conocido como Pegasus, que convierte los teléfonos inteligentes en dispositivos de escucha.
Saud al-Qahtani, otro importante asesor de la corte real saudí —despedido también por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado de la monarquía árabe en la ciudad turca de Estambul— era uno de los que mantenía contactos secretos con el régimen de Tel Aviv, agrega el reporte.
Al-Qahtani fue el jugador clave en todo esto, añade, antes de señalar que Arabia Saudí buscaba invertir 100 millones de dólares en varias compañías de tecnología israelíes, pero desde la polémica por el asesinato el pasado 2 de octubre de Khashoggi el acuerdo ha sido archivado.
Varios activistas han acusado ya en múltiples ocasiones a la compañía israelí NSO Group Technologies de ayudar a los Gobiernos de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y de México a espiar sus teléfonos inteligentes. A finales de noviembre, Amnistía Internacional (AI) pidió la suspensión de la firma por ofrecer a Riad un programa de espionaje.
El viernes, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, denunció el “papel activo” del entorno del príncipe de la corona de Arabia Saudí en el asesinato de Khashoggi y resaltó que los responsables de este crimen “fueron manejados profesionalmente” desde la monarquía de los Al Saud.
Si bien el asesinato del columnista de The Washington Post no es el peor crimen cometido por Riad, ha tenido un eco internacional sin precedentes que ha obligado incluso a varios aliados occidentales del régimen de los Al Saud a tomar una postura crítica respecto a los saudíes para salvar su reputación. Bin Salman también es responsable de la agresión saudí a Yemen y del secuestro en 2017 del primer ministro libanés, Saad Hariri.
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