“Es mejor para el régimen estadounidense mantener el orden en su sociedad y garantizar los derechos de sus ciudadanos en lugar de hacer injerencias inhumanas en los asuntos de otros países”, ha declarado Abdol Larif Pedram, líder del Congreso Nacional de Afganistán, a través de un comunicado emitido este miércoles y en referencia a últimas protestas antirracistas en EE.UU. por el brutal asesinato del afroamericano George Floyd a manos de un agente policial en la ciudad de Mineápolis (Minesota).
Floyd murió el pasado 25 de mayo asfixiado a manos de un policía blanco que lo inmovilizó contra el suelo, iba desarmado y le clavó una rodilla en el cuello durante varios minutos, hecho que quedó registrado en un vídeo grabado por un transeúnte.
Tras añadir que dichas protestas son el resultado de “una discriminación racial absoluta en Estados Unidos”, la nota subraya que “lo que está sucediendo en los Estados Unidos en estos días, y las protestas en su contra, son precisamente el resultado del espíritu del mal del capitalismo”.
Asimismo, el parlamentario afgano ha expresado su deseo para que la voluntad del pueblo estadounidense resulte “la brillante primavera estadounidense” y que “la presencia de los manifestantes destruya el sistema capitalista autoritario” y libere al mundo de la tragedia de este Gobierno agresor.
Pese a que las movilizaciones realizadas por el empleo de la violencia de los agentes han sido reprimidas brutalmente por la Policía, que atacó con gases lacrimógenos a los manifestantes y arrestó a cientos de ellos en varias ciudades del país, el Departamento de Defensa de EE.UU. (el Pentágono) también ordenó el viernes al Ejército que alistara las unidades de la Policía Militar en servicio activo para su despliegue en Minéapolis.
Además, la Guardia Nacional de Estados Unidos había confirmado el domingo el despliegue de aproximadamente 5000 efectivos en 15 estados y Washington DC (la capital), desde la mañana de esa jornada, otros 2000 están listos para actuar si es necesario.
La brutalidad de la Policía de EE.UU. ha suscitado críticas de diversas organizaciones de derechos civiles. Los críticos dicen que el hecho expone las grietas dentro de un sistema inherentemente racista en Estados Unidos y aseguran que el aumento de la violencia racial en este país norteamericano en los últimos años tiene raíz en las políticas racistas del presidente Donald Trump.
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