Después de que el nuevo presidente de EE.UU., Joe Biden, hiciera una declaración acerca de la necesidad de poner fin a la guerra en Yemen, se nombró a un representante para dar seguimiento a este tema. El enviado estadounidense en cuestión se comunicó con los funcionarios del movimiento yemení y les transmitió que, a cambio de poner fin a la agresión y levantar el asedio impuestos a Yemen, Ansarolá debía cortar sus lazos con Irán y jugar un papel en el marco del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG-integrado por los países árabes ribereños al Golfo Pérsico), según un informe publicado este sábado por la agencia iraní de noticias Fars.
Sin embargo, los funcionarios de Ansarolá consideraron esta solicitud una injerencia en los asuntos internos de Yemen y le recordaron al enviado de EE.UU. que, para ellos, cualquier interferencia en los asuntos internos de su país es vista como una ofensiva contra el pueblo yemení.
“El que en qué frente y facción está Yemen en la región o qué política debe adoptar a nivel internacional es un asunto interno de Yemen y el pueblo yemení es quien debe decidir al respecto. La interferencia de cualquier país extranjero en este tema significará privar a Yemen de su independencia e interferir en los asuntos de la nación libre de Yemen”, aseveraron las autoridades yemeníes.
Ansarolá recordó, además, al enviado estadounidense para Yemen, que considera y persigue “el fin de la guerra sin ninguna condición” y está “dispuesto a cooperar con las Naciones Unidas en este sentido, sin que otras partes establezcan condiciones”.
El 4 de febrero, Biden anunció que pondría fin al apoyo de Washington a las ofensivas en Yemen; no obstante, aseguró que el país norteamericano seguirá al lado de Arabia Saudí.
En respuesta a esta declaración, las autoridades yemeníes han aseverado que no se dejarán “engañar” por cualquier promesa si “no se alcanzan resultados en pos de terminar el asedio y detener la agresión”.
El apoyo del Gobierno estadounidense a la agresión saudí a Yemen comenzó en 2015, cuando Biden era vicepresidente en el Gobierno de Barack Obama (2009–2017), por eso, algunos expertos vinculan esta postura de EE.UU. respecto a esta guerra con el fracaso de la campaña militar en Yemen.
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