Publicada: sábado, 6 de diciembre de 2025 13:26

El Ejercicio Sahand-2025 dirigido por el CGRI posiciona a Irán como un protagonista fundamental en la estructura de seguridad de Eurasia.

Por: Nahid Poureisa *

La organización por parte de Irán del ejercicio militar Sahand-2025 bajo la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) llega en un momento crucial, justo después de la guerra de 12 días impuesta a la República Islámica, y a pesar de décadas de sanciones, presión y guerra híbrida.

Irán sigue siendo un ancla clave de seguridad para una vasta región euroasiática que se extiende desde el Xinjiang chino y Asia Central hasta el Levante. El ejercicio estratégico que acaparó titulares en todo el mundo revela que el papel de Irán no es periférico ni negable. Es estructural y esencial.

En su discurso reciente, el Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, reiteró que Estados Unidos es la verdadera encarnación del terrorismo global.

Durante décadas, EE.UU. presentó su llamada “guerra contra el terrorismo” posterior al 11-S como un noble proyecto de seguridad global, en el que Irán se convirtió en su principal objetivo.

Bajo esa bandera, Washington construyó una densa red de bases militares/terroristas alrededor de Irán y lanzó una amplia campaña de guerra híbrida diseñada para desorientar al país. Asedios económicos, ciberataques, guerra psicológica y la utilización de identidades étnicas como armas tuvieron como objetivo fracturar a Irán desde dentro.

A pesar de la intensa presión, Irán no colapsó, sino que se fortaleció aún más. Se convirtió en el actor de seguridad más cohesivo de la región, evitando que el extremismo se desbordara desde Afganistán y Pakistán, interrumpiendo y desestabilizando redes en Irak y Siria, y contrarrestando amenazas en el Golfo Pérsico.

Lo que se pretendía para debilitar a Irán en múltiples frentes, en su lugar agudizó sus capacidades operacionales, convirtiéndolo en un ancla de seguridad regional. Esta posición también le dio a Irán una plataforma para promover su visión revolucionaria, mostrando cómo la lucha contra el terrorismo se alinea con la resistencia al imperialismo, un concepto que Irán ha impulsado tanto a nivel regional como global.

Es por eso que hoy, dos décadas después, Irán se erige como el principal actor antiterrorista en Asia Occidental y, cada vez más, en el espacio euroasiático en su conjunto.

La entrada de Irán en la OCS: Un nuevo mapa estratégico

La adhesión de Irán a la OCS, formalizada bajo el expresidente Seyed Ebrahim Raisi, marcó un momento geopolítico significativo. Amplió el alcance geográfico de la organización desde Asia Central hacia Asia Occidental y creó un corredor de seguridad continuo que conecta a China, Rusia, Asia Central, Pakistán y el Golfo Pérsico.

Los países que participan en el Sahand-2025—China, Rusia, India, Pakistán, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Bielorrusia—representan un vasto arco euroasiático que ve a Irán como indispensable para la estabilidad a largo plazo. Su presencia señala un entendimiento de que Irán es un nodo central en la arquitectura de seguridad continental.

La presencia de Arabia Saudí como observador también es significativa. Aunque en ocasiones los saudíes se han visto obligados a seguir la presión occidental sobre Irán, su decisión de asistir al ejercicio dirigido por el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) es reveladora. Esto adquiere particular relevancia dado que Australia, firmemente alineada con el bloque imperial liderado por Estados Unidos, recientemente decidió designar al CGRI como una “organización terrorista”.

La ironía es evidente: mientras las potencias occidentales buscan criminalizar a la fuerza antiterrorista más efectiva de Irán, los estados euroasiáticos están ampliando la cooperación militar con Irán a través de ejercicios de la OCS como el Sahand-2025. Esto refleja un reconocimiento más amplio de que la estabilidad regional no es alcanzable sin Irán.

Esto coincide con el hecho de que Irán ha estado albergando intensos compromisos diplomáticos, como visitas de alto nivel de Turquía y Arabia Saudí, en los que se discutió abiertamente el presente y el futuro de Siria.

Estas conversaciones demuestran que Irán es cada vez más visto como un estado orientado a soluciones, con una experiencia inigualable en la lucha contra amenazas transnacionales.

Un campo de batalla global: El terrorismo más allá de Siria

Una de las razones más claras de la creciente relevancia de Irán es el hecho de que el terrorismo nunca se limitó a Siria o Irak. Las redes que operaban allí se expandieron a través de las fronteras, golpeando a Rusia y amenazando a China. Los estados de Asia Central también han enfrentado peligros similares, lo que revela que el terrorismo es, en esencia, transnacional.

En este contexto, el historial de Irán no solo es prometedor, sino que es fundamental. La Fuerza Quds del CGRI, bajo el liderazgo del general Qasem Soleimani, jugó un papel decisivo en destruir el proyecto territorial del temido grupo terrorista a través de Irak y Siria.

Este hecho es reconocido en toda Eurasia, incluso por estados que discrepan de Irán en otros temas. La visión estratégica, las alianzas y la coordinación del general Soleimani remodelaron el mapa de seguridad de la región e impidieron la expansión del extremismo hacia el corazón de Eurasia.

Así, para China, Rusia y los estados de Asia Central, todos ahora enfrentando una intensificada presión por parte de Estados Unidos, Irán no es solo otro actor regional. Es el país con la experiencia más probada, los mayores sacrificios y el conocimiento operativo más profundo en la lucha contra el terrorismo transnacional.

El Sahand-2025, por lo tanto, no es un ejercicio aislado. Simboliza una nueva geometría de seguridad en la que Irán está en el corazón de la planificación de defensa euroasiática.

Lo que hace que esto sea aún más impactante es su momento: solo meses después de la guerra de 12 días, cuando Irán enfrentó agresión militar directa por parte de Estados Unidos, la OTAN y, por supuesto, el régimen sionista.

En lugar de salir debilitado o aislado, Irán está aún más conectado e integrado en estructuras multilaterales. Este es un mensaje poderoso: a pesar de los enormes recursos desplegados por el imperialismo estadounidense y sus aliados, Irán sigue siendo una fuerza central en la protección de la región contra el terrorismo, el extremismo y la desestabilización.

Otro punto es el rol geoestratégico de Irán. Al estar en la frontera del Golfo Pérsico y en el pivote occidental de la masa continental euroasiática, Irán asegura la seguridad de múltiples corredores energéticos.

El estrecho de Ormuz, por donde pasa una porción significativa del petróleo y el GNL global, no puede ser asegurado sin Irán. El Bab El-Mandab, el mar Rojo y las rutas marítimas que enlazan África Oriental, Asia Occidental y Europa dependen de la estabilidad regional que Irán está aportando.

Y, por supuesto, para proyectos de infraestructura importantes como la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China, la estabilidad de Irán es fundamental. Los corredores terrestres, las rutas comerciales, los oleoductos energéticos y las cadenas de suministro dependen de un enlace seguro en Asia Occidental. Irán proporciona ese enlace.

Confrontando el sionismo como un proyecto geopolítico

Irán define la lucha contra el terrorismo como inseparable de la resistencia al imperialismo estadounidense y la oposición al sionismo. Estos no son problemas separados, sino parte de un solo marco ideológico y cosmovisión.

Por el bien del desarrollo, la estabilidad y la protección contra el terrorismo, comprender y adoptar este enfoque coherente es fundamental. Luchar contra el terrorismo sin abordar sus causas subyacentes—el imperialismo estadounidense y sus proxies regionales—no ofrece ningún beneficio.

Los países que interactúan con Irán pronto se dan cuenta de lo que realmente significa la lucha contra el terrorismo: abordar las redes y estructuras de poder subyacentes, no ignorar el “gran elefante” en la región.

El ejercicio de la OCS organizado por Irán lleva un peso político significativo, señalando que Eurasia está desarrollando una arquitectura de seguridad independiente de la intervención occidental, con el papel de Irán en su núcleo.

En toda Eurasia, la conclusión es cada vez más clara: sin la perspectiva de Irán, no hay una región estable, no hay corredores energéticos seguros, ni una estrategia coherente contra las formas híbridas de terrorismo que han destruido Asia Occidental durante un siglo.

Para el comercio global, los flujos de energía, la seguridad regional y las vidas de millones, Irán se ha convertido en un pilar esencial.

* Nahid Poureisa es una analista iraní y académica investigadora centrada en Asia Occidental y China.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV