Jaled Mashal, el líder político en el exterior del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS), en una entrevista con el sitio web estadounidense Drop Site en Doha (Catar) reafirmó que la postura de HAMAS respecto al armamento es “clara y transparente”, y constituye un elemento inseparable de la identidad de la lucha palestina.
“Las armas de la Resistencia no son negociables, porque representan la única garantía frente a la agresión y la colonización”, subrayó Mashal y defendió con firmeza la legitimidad de las armas de la Resistencia como parte esencial de la defensa de Palestina.
El funcionario denunció que las políticas expansionistas de Israel en Cisjordania y Al-Quds (Jerusalén), junto con la demolición de viviendas y el desplazamiento forzado de miles de palestinos, constituyen una violación flagrante del derecho internacional.
En este sentido, llamó a la comunidad internacional a asumir su responsabilidad y detener la colonización, recordando que la ocupación israelí busca alterar la composición demográfica y destruir la identidad palestina. “No aceptamos la ocupación israelí ni la tutela extranjera; nuestra resistencia es legítima y continuará hasta lograr la libertad”, remarcó.
El jefe político de HAMAS criticó duramente el papel de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, acusando a Washington de alinearse plenamente con Israel y de respaldar las políticas del primer ministro Benjamin Netanyahu en Gaza.
Según el dirigente, este apoyo ha reforzado la impunidad israelí y ha dificultado cualquier esfuerzo serio por alcanzar una solución justa al conflicto. Mashal advirtió que la política estadounidense, influenciada por sectores de la derecha radical y el movimiento MAGA, ha convertido a Israel en un actor intocable, mientras la población palestina sufre una crisis humanitaria sin precedentes.
Mashal también destacó que la Resistencia palestina no se limita al ámbito militar, sino que también es política, cultural y social, vinculada a la dignidad y la identidad del pueblo palestino. En su visión, las armas de HAMAS son un instrumento legítimo de defensa frente a la ocupación, y no un obstáculo para la paz, como argumentan sus detractores. “Nuestra postura sobre las armas es firme porque sin ellas no habría equilibrio de fuerzas ni posibilidad de frenar la agresión”, explicó.
El alto integrante del movimiento también subrayó que la lucha palestina no puede reducirse a negociaciones diplomáticas vacías, pues la experiencia demuestra que los acuerdos sin respaldo de la resistencia terminan siendo ignorados por Israel. Recordó que los intentos de desarmar a HAMAS o de imponer condiciones externas han fracasado, porque la Resistencia cuenta con un amplio apoyo popular y se percibe como la única fuerza capaz de defender a los palestinos frente a la ocupación.
Pese al acuerdo de alto el fuego alcanzado el pasado 10 de octubre, Israel continúa vulnerando la tregua con restricciones severas al ingreso de suministros básicos y con ataques reiterados contra la Franja de Gaza. Según datos oficiales del Ministerio de Salud gazatí, desde la entrada en vigor de la tregua al menos 367 palestinos han perdido la vida y otros 953 han resultado heridos como consecuencia de los ataques israelíes.
Las cifras reflejan la magnitud de la crisis humanitaria que atraviesa el enclave. Desde octubre de 2023, el ejército israelí ha provocado la muerte de más de 70 354 palestinos, en su mayoría mujeres y niños, y ha dejado más de 171 000 heridos en el marco de una guerra que se prolonga ya por dos años. La ofensiva ha devastado gran parte de la franja costera, reduciendo barrios enteros a escombros y dejando a cientos de miles de personas sin hogar ni acceso a servicios esenciales.
El panorama en Gaza es descrito por organizaciones humanitarias como una catástrofe sin precedentes, marcada por la destrucción masiva de infraestructuras, hospitales colapsados y una población exhausta que enfrenta hambre, desplazamiento y violencia constante. La persistencia de los ataques, pese al alto el fuego, pone en evidencia la fragilidad de los acuerdos y la falta de garantías para la protección de la población palestina.
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