A comienzos de semana, el régimen israelí aprobó un plan para extender sus operaciones en Gaza, incluyendo más control del territorio, el dezplazamiento total de civiles al sur de la Franja y el monopolio de la ayuda humanitaria, so pretexto de que el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) no tenga acceso alguno a los suministros.
Este viernes, Israel ha avanzado en la materialización de su objetivo, con el respaldo del embajador de EE.UU. en Israel, Mike Huckabee, quien ha asegurado hoy que el presidente Donald Trump dio luz verde para introducir ayuda en Gaza inmediatamente, tal como indicó el Departamento de Estado al anunciar que una fundación privada entregará dichos insumos en el enclave palestino.
Según un informe del Washington Post, la entrega de ayuda estará a cargo de Safe Reach Solutions (SRS) y UG Solutions, dos empresas estadounidenses. Bajo el nuevo plan, 60 camiones entregarían ayuda a Gaza diariamente. Esto representa solo una décima parte del volumen permitido durante el alto el fuego de dos meses.
HAMAS ha reaccionado de manera categórica ante las declaraciones de Huckabee. “EE.UU. intenta justificar su participación en los planes israelíes de desplazamiento y subyugación a través de una política de hambruna”, ha señalado, mientras ha rechazado las acusaciones estadounidenses sobre su supuesta mala gestión de la ayuda humanitaria diciendo que “son una reiteración de las mentiras sionistas expuestas por todas las organizaciones y agencias de la ONU que operan en la Franja de Gaza”.
Conforme a la Resistencia palestina, el mundo ha sido testigo de la “política de hambre” del gabinete ultraderechista de Israel contra más de dos millones de personas en Gaza, al tiempo que ha reafirmado el derecho de la población gazatí a recibir ayuda humanitaria con dignidad, de acuerdo a los mecanismos aprobados por las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales.
HAMAS también ha llamado a la comunidad internacional a tomar medidas urgentes para prevenir “la militarización de la ayuda y su transformación en un instrumento para explotar el hambre”, esforzarse por poner fin al bloqueo contra Gaza y permitir que los camiones de ayuda que se acumulan en la frontera con Egipto puedan entrar en la Franja.
Ni Trump ni el régimen israelí han aportado pruebas que respalden que HAMAS se está robando la ayuda.
Grupos y defensores de derechos humanos han criticado plan Israel-EEUU
“No es un plan de ayuda. Es un plan de negación de ayuda”, tuiteó el director de Just Security, una oenegé dedicada a la ayuda humanitaria, Adil Haque. “Es una burla al derecho internacional humanitario”.
“El diseño del plan que se nos ha presentado implicará que gran parte de Gaza, incluyendo a las personas con menor movilidad y más vulnerables, seguirá sin suministros”, declaró el Equipo Humanitario de País (EHP), dependiente de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), en un comunicado.
“Contraviesa principios humanitarios fundamentales y parece diseñado para reforzar el control sobre los artículos esenciales como táctica de presión, como parte de una estrategia militar. Es peligroso, ya que obliga a los civiles a acudir a zonas militarizadas para recoger raciones, lo que pone en peligro la vida, incluida la de los trabajadores humanitarios, a la vez que consolida aún más el desplazamiento forzado”.
Israel ha impuesto un bloqueo en Gaza desde el 2 de marzo, lo que ha provocado una grave escasez de alimentos. El mes pasado, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció que sus almacenes están vacíos y que sus comedores sociales están racionando las reservas.
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