“Han declarado la guerra contra la organización de los trabajadores desde que ganaron las elecciones, aun con el apoyo del 24 % del electorado”, dijo Corbyn en el Congreso de Sindicatos celebrado el martes en Brighton, en el sur de Inglaterra.
“Han declarado la guerra contra la organización de los trabajadores desde que ganaron las elecciones, aun con el apoyo del 24 % del electorado”, dijo el martes el líder laborista británico, Jeremy Corbyn.
El veterano parlamentario observó el contraste entre la defensa a ultranza de la desregulación por los conservadores, “dondequiera que se mencione la desregulación”, y el afán por regular los sindicatos. “La única cosa que de verdad quieren regular es la organización del trabajo y a los sindicatos de este país”, dijo.
Corbyn alertó de la necesidad de identificar las tácticas de los conservadores. “Las cargas que están poniendo son, de hecho, como ha admitido un diputado conservador, la estrategia usada por el general Franco” —el caudillo militar que gobernó España entre 1939 y 1975—.
El político británico retomaba así la crítica al proyecto de ley conservador, formulado dos días antes por el antiguo presidente del Partido Conservador David Davis (2001-2002).
“Las cargas que están poniendo son de hecho, como ha admitido un diputado conservador, la estrategia usada por el general Franco”, denunció Corbyn.

El Proyecto de Ley de Sindicatos de los conservadores busca dificultar la organización de huelgas elevando el umbral de apoyo requerido para convocarlas, imponiendo multas a sindicatos cuyos piqueteros no se identifiquen con brazaletes y autorizando la contratación de sustitutos esquiroles. El texto pasó una segunda lectura parlamentaria en la noche del lunes.
El líder del Partido Laborista (PL) consideró que las medidas contravienen el artículo 11 de la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH), en cuanto que amenazan la libertad de asociación.
Además, el proyecto conservador amenaza la libertad de expresión al limitar lo que pueden decir o no los sindicalistas a través de redes sociales electrónicas durante los conflictos laborales, alertó Corbyn.
Combatiremos esta propuesta de ley hasta el final, y si se convierte en ley la derogaremos en 2020, prometió el nuevo líder de la oposición británica.
“Combatiremos esta propuesta de ley hasta el final, y si se convierte en ley la derogaremos en 2020” (fecha de las próximas elecciones generales británicas), dijo.

En un plano más general, Corbyn dio la vuelta a acusaciones formuladas contra la nueva orientación del PL, llamando “negacionistas de la pobreza” al Gobierno conservador.
“Nos llaman negacionistas del déficit, pero luego se gastan miles de millones recortando impuestos a las familias más ricas y a los negocios con más beneficios. Lo que son ellos es negacionistas de la pobreza”, recalcó el veterano socialista.
“Nos llaman negacionistas del déficit, pero luego se gastan miles de millones recortando impuestos a las familias más ricas y a los negocios con más beneficios. Lo que son ellos es negacionistas de la pobreza”, dijo Jeremy Corbyn en respuesta a las acusaciones de los conservadores.
“La austeridad es de hecho una elección política que ha hecho este Gobierno y que están imponiendo a los más pobres y a los más vulnerables de nuestra sociedad”, denunció, desatando una gran ovación por parte del público.
La elección en primarias, el pasado sábado, de Jeremy Corbyn como líder del PL ha supuesto un terremoto en la formación, dominada desde 1995 por la “Nueva Vía” del expremier Anthony Blair, hasta su estrepitosa derrota en las elecciones de mayo.
El nuevo líder de la oposición británica ha logrado despertar un entusiasmo inusual en los últimos lustros en la política del país, oponiéndose a los recortes sociales y defendiendo un incremento del gasto social, en vivienda, transporte, educación y sanidad, así como la renacionalización de empresas estratégicas.
La ruptura con la línea anterior del laborismo ha provocado numerosas campañas mediáticas de desprestigio en las semanas anteriores a la elección de Corbyn, y después de esta ha llevado al primer ministro, David Cameron, a calificar al Partido Laborista de “amenaza para la seguridad nacional”.
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