Cage, una asociación británica de defensa de los derechos de los musulmanes, presentó un documento a la Oficina Independiente de Conducta Policial (IOPC, por sus siglas en inglés) en el que denuncia que la “detención sin sospecha” de musulmanes en puertos y aeropuertos del Reino Unido, escudada en la ley llamada Anexo 7, se ha generalizado tanto que ahora puede considerarse una práctica de “islamofobia estructural”.
Además de dirigir su reclamo al IPOC, organismo de control de la policía británica, Cage ha escrito a los miembros del Grupo Parlamentario que engloba a todos los partidos sobre musulmanes británicos para explicar las preocupaciones con respecto a estas detenciones.
El Anexo 7, titulado oficialmente Anexo 7 de la Ley de Terrorismo del Reino Unido del 2000, es un poder antiterrorista que permite a las fuerzas del orden público “detener y cuestionar, y, cuando sea necesario, detener y registrar a personas” en puertos o aeropuertos. Londres argumenta que la norma sirve para determinar si el individuo está involucrado en la “comisión, preparación o instigación de actos de terrorismo”.
Los detenidos no tienen derecho al silencio y deben entregar sus teléfonos, computadoras y contraseñas y proporcionar huellas digitales y ADN a pedido.
Un estudio de la Universidad de Cambridge (el Reino Unido) concluye que el 88 % de los detenidos conforme el Anexo 7 eran musulmanes. Especifica que cada vez hay más pruebas de casos en que las mujeres musulmanas son obligada a quitarse el pañuelo de la cabeza cuando son detenidas por procesos de control en los puertos o aeropuertos británicos.
Decenas de miles de personas han sido sometidas a “detenciones sin sospecha” y “esta práctica es una manifestación de islamofobia estructural, que se experimenta como acoso”, determina Cage en su documento fechado el 20 de agosto de 2019.
La nota de Cage también revela que el Ministerio de Interior británico no ha respondido a las solicitudes de libertad de información, las cuales pueden confirmar el número preciso de personas detenidas por su religión.
Por su parte, los musulmanes que fueron detenidos en los puertos o aeropuertos del Reino Unido denunciaron que, mientras estuvieron en arresto, fueron obligados a responder preguntas centradas en sus creencias religiosas, como si rezan con frecuencia, si han estado en la ciudad sagrada de La Meca para la peregrinación del Hach, entre otras.
Los funcionarios británicos han sido acusados durante mucho tiempo de expresar regularmente sentimientos de ansiedad, miedo, hostilidad y rechazo hacia el Islam o los musulmanes.
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Tales medidas antimusulmanas pueden crecer desde que Boris Johnson es el primer ministro del Reino Unido; en este contexto, la comunidad musulmana y activistas británicos han culpado en varias ocasiones al Gobierno de Londres por promover tales comportamientos.
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