• Los rohingyas en el campo de refugiados Balukhali en el distrito de Ukhiya, Bangladés, 4 de octubre de 2017.
Publicada: sábado, 7 de octubre de 2017 18:46
Actualizada: domingo, 8 de octubre de 2017 4:37

City de Londres pretende retirar la concesión del Premio Honorario de la Libertad a la líder birmana, Aung San Suu Kyi, por la represión de los rohingyas.

La líder ‘de facto’ de Myanmar (Birmania) y Nobel de la Paz 1991, “Aung San Suu Kyi, recibió el 8 de mayo de 2017 este premio concedido por la City de Londres, barrio que alberga el sector financiero, en reconocimiento a su “lucha no violenta por la democracia durante muchos años”. Ya para entonces se oían voces cada vez más airadas sobre el maltrato que recibían bajo su férula los musulmanes en Myanmar.

No obstante, tras la divulgación de crecientes informes sobre la violencia inhumana que se ejercía contra los musulmanes de la minoría musulmana rohingya en dicho país, los miembros de City de Londres han decidido revisar la concesión del premio.

La decisión se ha dado a conocer este sábado, después de que Catherine McGuinness, presidenta del comité político de la City de Londres informara a los miembros del ente sobre las “atrocidades” que cometían los militares birmanos contra los rohingyas.

En respuesta, Munsur Ali, uno de los miembros de origen bengala (una región situada en el noreste del Subcontinente Indio), aseguró a McGuinness que prepara una moción que criticará la falta de voluntad de Kyi para impedir las medidas brutales de sus fuerzas y obligará al comité a revisar la concesión del premio en cuestión.

 

Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), desde el pasado 25 de agosto, 20 mil musulmanes rohingyas han llegado diariamente a Bangladés, elevando a 421 000 el número total de refugiados. La agencia precisó que, a menudo, sufren por el frío, el hambre y la lluvia durante su vía crucis hasta Bangladés, un viaje que, en algunos casos, dura hasta 10 días, y en el que muchos pierden la vida.

La pesadilla de los rohingyas, no obstante, no termina cuando llegan a Bangladés. Los musulmanes que pisan suelo bangladesí también son objeto de maltrato, sufren precarias condiciones de vida y un futuro incierto.

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