El proyecto, bautizada como “Colaboración por la Infraestructura Global y la Inversión”, ha sido anunciado en la cumbre del G7 en Elmau, en Alemania, donde los líderes de las naciones más industrializadas y ricas del mundo, es decir, Estados Unidos, Alemania, el Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Japón, se reúnen desde este domingo hasta el martes.
La iniciativa pretende movilizar cientos de miles de millones de dólares para crear infraestructuras sostenibles en naciones aliadas en desarrollo.
Por su parte, el presidente de EE.UU., Joe Biden, ha dicho que su país destinará 200 000 millones de dólares en inversiones de esta iniciativa a lo largo de cinco años. La aportación estadounidense será una combinación de fondos del Gobierno federal en colaboración con el sector privado.
Biden ha asegurado que la iniciativa permitirá invertir en proyectos sostenibles “basados en nuestros valores comunes”. “Se construye con las mejores prácticas del mundo: transparencia, asociación, protección para los trabajadores y para el medio ambiente”, ha subrayado.
Los fondos se utilizarán para financiar la infraestructura necesaria en los países en desarrollo en el marco de una iniciativa del G7 destinada a contrarrestar la multimillonaria Iniciativa de la Franja y la Ruta (en inglés: Belt and Road Initiative, BRI) de China, ha anunciado la Casa Blanca, según ha recogido la agencia británica de noticias Reuters.
El esquema de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, que el presidente chino, Xi Jinping, lanzó en 2013, pretende revitalizar la conocida Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones para mejorar la conectividad entre Asia y Europa, e involucra iniciativas de desarrollo e inversión en más de 100 países, con una gama de proyectos que incluyen ferrocarriles, puertos y carreteras.
Además de la aportación estadounidense, habrá otros 400 000 millones que aportarán el resto de miembros del Grupo de los Siete para inversiones en los cinco próximos años.
EE.UU., cuya influencia en la región de Asia es cada vez más reducida tras su retirada de Afganistán e Irak, no ve con buenos ojos el aumento de la inversión de China en esta región sensible; la base militar china en la República de Yibutí, y los vínculos cada vez más cercanos de Pekín con Irán desafían fuertemente la hegemonía del país norteamericano.
China ha denunciado una y otra vez los intentos de EE.UU. para formar una coalición contra el gigante asiático y advertido que iniciar una nueva guerra fría llevará a la confrontación entre ambas potencias.
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