El 29 de mayo, el presidente estadounidense, Donald Trump, emitió una proclamación que restringió la entrada de ciertos estudiantes e investigadores chinos a EE.UU., afirmando que estaban siendo utilizados como espías de Pekín para adquirir tecnologías y propiedad intelectual sensibles del país norteamericano.
El Departamento estadounidense de Estado comenzó a implementar las reglas a partir del 1 de junio y el miércoles una portavoz de dicha Cartera informó de la revocación de los visados de más de 1000 ciudadanos chinos.
La funcionaria estadounidense afirmó, al respecto, que el Departamento de Estado tiene plena potestad para revocar visados y señaló que ejerce esa autoridad cuando sale a la luz información que indica que el titular de un visado puede no ser aceptado en EE.UU. o no ser elegible para un visado.
Washington acusa a Pekín de lanzar un programa, llamado 1000 Talentos, a fin de reclutar expertos internacionales en investigación científica, innovación y espíritu emprendedor. El Gobierno chino rechaza tales acusaciones y denuncia la detención de sus científicos por EE.UU.
En los últimos meses, la Administración Trump ha arrestado a varios científicos chinos por supuestos vínculos con instituciones académicas y comerciales estatales chinas.
Las tensas relaciones entre China y EE.UU. se agudizaron después de que Washington clausurara el consulado chino en la ciudad de Houston (en el sureño estado de Texas), acusando a los diplomáticos del gigante asiático de dedicarse a actividades de espionaje, algo que también desmiente el Gobierno de Pekín.
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