En Nueva York, el estado más golpeado por la propagación del virus, hay unos 60 000 infectados y unos mil muertos. Los empleados de salud advierten que les falta el equipo médico y que en días, se quedarán sin respiradores artificiales y otros suministros. Denuncian, además que se les haya pedido reutilizar equipos de protección, incluidas mascarillas.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, lamentó que a pesar de que en el estado hay más casos que en otros estados, la ayuda de la Casa Blanca es de unos 5000 millones de dólares, equivalente a 2 por ciento del presupuesto estatal.
En todo Estados Unidos, hay unos 140 mil casos, el mayor número de contagiados en un país. El virus ha dejado además, más de 2400 muertos.
Desde que apareció por primera vez en el país a finales de enero, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ha vacilado entre minimizar sus riesgos e instar a los estadounidenses a tomar medidas para frenar su propagación. Y ha evitado decretar medidas duras, porque según sostiene, no quiere que la solución sea peor que el problema. Pero, peor es lo que vendrá en las siguientes semanas, según ha afirmado el principal epidemiólogo del Gobierno, Anthony Fauci, a la cadena estadounidense CNN.
La enfermedad aún se está extendiendo y hay incertidumbre sobre cuándo las medidas de la Administración de Trump lograrán reducir el ritmo de avance de la enfermedad, lo que se conoce como “aplanar la curva”, que daría más tiempo a los hospitales para ampliar su capacidad de respuesta ante esta pandemia.
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