“Altos funcionarios de defensa de EE.UU. habían dicho previamente que un ataque con misiles de Irán contra las tropas estadounidenses en Irak era improbable”, reconoció el miércoles Lucas Tomlinson, periodista de la cadena estadounidense de televisión Fox News.
En represalia por el asesinato, a manos de Washington, del comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), el teniente general Qasem Soleimani, Irán lanzó el pasado 8 de enero misiles tierra-tierra contra dos bases de EE.UU. en Irak: Ain Al-Asad, en la provincia de Al-Anbar (oeste), y otra en la ciudad de Erbil (norte).
En un mensaje difundido en su cuenta en la red social Twitter, Tomlinson anunció, además, la posibilidad de que EE.UU. despliegue sistemas de defensa antimisiles Patriot en Irak a fin de “proteger a las tropas estadounidenses” ante los misiles iraníes.
En la actualidad, prosiguió el columnista, EE.UU. se enfrenta a una escasez de Patriot porque muchos de estos sistemas están desplegados en Arabia Saudí así como en Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Catar para proteger las bases estadounidenses.
Por su parte, el presidente estadounidense, Donald Trump, quien ordenó el asesinato de Soleimani, intenta pasar página al bochornoso episodio de que el Ejército más poderoso del mundo fue incapaz de neutralizar los ataques del CGRI y, por tanto, trata de restar importancia a los informes, según los cuales, varios efectivos sufrieron contusiones cerebrales a causa de los impactos de los proyectiles.
No obstante, aunque EE.UU. recurra a mentiras y presiones para evitar que salga a luz la información sobre las víctimas estadounidenses del ataque iraní, lo que Washington ya no puede esconder al mundo es la humillación que ha sufrido frente al poderío de Irán.
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