“Hoy en día, el movimiento popular yemení Ansarolá es una fuente de acopio de poder que, si se libera, cambiará el rumbo del campo de batalla, y el enemigo está al tanto de tal realidad”, dijo el miércoles el comandante en jefe del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el general de división Hosein Salami.
Sus declaraciones se produjeron a fin de refutar las acusaciones occidentales de que Irán estuvo detrás de los ataques con aeronaves no tripuladas (drones), del 14 de septiembre, contra dos instalaciones petroleras de la compañía Aramco en el este de Arabia Saudí.
Las fuerzas yemeníes, respaldadas por Ansarolá, han reivindicado la autoría de la referida ofensiva contra Aramco, destacando que el ataque se produjo en represalia por la continua agresión de Riad a Yemen, que ha dejado hasta el momento más de 140 000 muertos y heridos entre la población civil yemení, en su mayoría mujeres y niños.
Salami señaló que el poderío de las Fuerzas Armadas de Irán es tal que cuando un grupo como el movimiento popular yemení lanza una operación contra sus enemigos, estos “creen que la hemos hecho nosotros”.
Hoy en día, el movimiento popular yemení Ansarolá es una fuente de acopio de poder que, si se libera, cambiará el rumbo del campo de batalla, y el enemigo (Arabia Saudí y sus socios) está al tanto de tal realidad”, dice el comandante en jefe del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI) de Irán, el general de división Hosein Salami.
Al respecto, el general iraní ha destacado que en momentos en los que Yemen es blanco a diario de bombardeos indiscriminados, su Ejército ha logrado “invertir el equilibrio de poder” y ahora es capaz de defenderse lanzando ataques contra lugares que al enemigo no se le pasan por la cabeza.
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El comandante, que ofrecía un discurso con motivo de la Semana de la Defensa Sagrada, período durante el cual las fuerzas iraníes conmemoran la valentía y la victoria del pueblo iraní en la guerra que el régimen baasista del exdictador iraquí Sadam Husein le impuso a Irán pocos meses después de la victoria de la Revolución Islámica (11 de febrero de 1979), volvió a rechazar las acusaciones que vinculan al país persa con el citado ataque, enfatizando que Teherán no le teme a ningún enemigo y habría reconocido su implicación, sin temor alguno, si así hubiera sido el caso.
“¿No dijimos que habíamos derribado el dron estadounidense?”, preguntó de forma irónica al referirse al derribo, por parte de la defensa aérea de la División Aeroespacial del CGRI, de una aeronave no tripulada espía norteamericana que, a finales de junio, violó el espacio aéreo de Irán.
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