“Que se largue Trump”. Así es como transcurre una jornada de lunes ante la Casa Blanca. Cualquier ciudadano se puede sumar a lo que se ha convertido en un movimiento social de rechazo a las políticas del Ejecutivo de Donald Trump.
El hartazgo de los estadounidenses tiene mucho que ver con el presidente y su Gabinete; mientras las acusaciones se van sumando, una a una, la popularidad del mandatario va en caída.
“Peligro, peligro: Hay un fascista en la Casa Blanca”. Esta es solo una consigna que los activistas cantan. Y es que escenas como las que tengo a mis espaldas se han convertido en algo cotidiano frente a las oficinas del presidente. Mientras tanto, este se ha ocupado de tratar de imponer una Doctrina Monroe 2.0.
Así, invocando supuestos derechos imperiales y modelos de coloniaje, Washington pretende involucrar al país en una nueva aventura bélica, esta vez en el así llamado “Patio Trasero” de Estados Unidos.
Marcelo Ali Sánchez, Washington.
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