Tras su lanzamiento hace un año, la sonda solar Parker empieza a enviar los primeros datos después de volar más cerca del Sol que cualquier otra misión en la historia, y ahora los investigadores de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de EE.UU. (NASA, por sus siglas en inglés) describieron el miércoles los primeros reportes recibidos. El estudio fue publicado en la revista Nature.
Los primeros datos que envía Parker están relacionados con la misteriosa temperatura de la atmósfera del Sol, conocida como la corona, que es cientos de veces más caliente que su superficie, así como los orígenes precisos del viento solar, que es la corriente de partículas que son expulsadas hacia todo el Sistema Solar y más allá.
Parker se encuentra actualmente en una órbita elíptica que la acerca al Sol aproximadamente cada cinco meses.
HAPPENING NOW: Ask our @NASASun experts anything about the first science results from #ParkerSolarProbe — our first-ever mission to “touch” the Sun. Join the conversation on @reddit: https://t.co/OI8Y2nxYar pic.twitter.com/v1fhDpkE5G
— NASA (@NASA) December 5, 2019
Con su último encuentro cercano el pasado 1 de septiembre, la sonda ha completado tres de esos viajes. Hasta el momento, Parker ha volado a menos de 24 millones de kilómetros de la superficie del Sol, casi el doble de cerca de lo que se encuentra Mercurio.
Anteriormente, los científicos habían descubierto que el viento solar parece tener dos componentes principales: uno “rápido” que viaja alrededor de 700 km por segundo, y proviene de agujeros coronales gigantes en la región polar del sol, y un viento “lento”, que viaja por debajo de los 500 km por segundo, cuyo origen es desconocido.
La sonda Parker detectó que este viento “lento” emana de pequeños agujeros coronales que se ubican alrededor del ecuador del Sol, y que son estructuras solares que no se habían observadas previamente. Los primeros datos arrojan que estos agujeros coronales son regiones más frías y menos densas, a través de las cuales los campos magnéticos fluyen hacia el espacio, actuando como canales para que las partículas cargadas se muevan a todo lo largo.
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