Publicada: miércoles, 26 de noviembre de 2025 11:01

En un desarrollo significativo, Irán ha iniciado una asociación internacional clave al diseñar un instrumento científico fundamental para el programa lunar de China.

Por: Ivan Kesic

Esta colaboración marca su ingreso en el ámbito de élite de la exploración lunar sostenible y asegura su lugar dentro de la Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS, por sus siglas en inglés), liderada por China.

Formalizado este año, este movimiento estratégico representa una evolución importante en el programa espacial iraní, que pasa de proyectos nacionales orbitales a un papel esencial en un esfuerzo multinacional de gran escala.

En el centro de esta cooperación está el compromiso de Irán de desarrollar una carga útil que medirá el potencial eléctrico de la superficie lunar, un instrumento clave destinado para la misión Chang’e-8 de China.

Esta iniciativa forma parte central del proyecto ILRS, liderado por China y Rusia como contraparte directa del Programa Artemis, impulsado por los Estados Unidos.

Para Irán, esta colaboración no se limita a una única misión. Es un paso meticulosamente planeado hacia la adquisición de las habilidades necesarias para la futura explotación de recursos extraterrestres.

Al alinearse con la ILRS, Irán accede a la ciencia lunar de vanguardia e incorpora su presencia dentro de una coalición global creciente dedicada a establecer una presencia humana y robótica permanente en la Luna, asegurando que tendrá una voz y un rol en el próximo capítulo de la exploración espacial de la humanidad.

Estación Internacional de Investigación Lunar: Un puesto avanzado lunar global

La Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS) es una iniciativa visionaria liderada por China y Rusia, cuyo objetivo es establecer una base de investigación permanente, primero robótica y eventualmente tripulada, en la Luna.

Anunciada en 2021, la ILRS marca un cambio significativo en la exploración espacial, pasando de misiones a corto plazo a una filosofía de presencia sostenible y utilización de recursos.

Su misión principal enfatiza la apertura, invitando a socios internacionales a contribuir y beneficiarse de una plataforma compartida para el descubrimiento científico y el avance tecnológico.

El proyecto sigue una hoja de ruta en fases que abarca dos décadas: una fase de reconocimiento que explora el Polo Sur lunar, una fase de construcción que despliega la infraestructura central y una fase de utilización que permite operaciones a largo plazo con tripulaciones y robots.

Aunque la Administración Espacial Nacional de China y Roscosmos de Rusia lideran el esfuerzo, el éxito de la ILRS depende de la construcción de un amplio consorcio internacional, creando un modelo multipolar de exploración lunar que se distingue de otras iniciativas globales.

Una característica definitoria es su red de asociaciones en rápida expansión, que se extiende mucho más allá de los países fundadores.

Casi una docena de países y organizaciones, especialmente de los países del Sur Global, se han unido al proyecto firmando memorandos de entendimiento, contribuyendo con cargas útiles científicas, apoyo a estaciones terrestres, desarrollo tecnológico y capacitación de personal.

La Organización de Cooperación Espacial Asia-Pacífico, que incluye miembros como Turquía y Perú, permite a los países más pequeños con capacidades espaciales juntar recursos y participar de manera colectiva.

Emiratos Árabes Unidos (EAU), con su experiencia en la misión a Marte y sus ambiciosos planes lunares, podría contribuir con rovers o tecnología de comunicación.

Este marco colaborativo funciona como una coalición de países dispuestos, permitiendo que los socios negocien contribuciones específicas sin compromisos financieros masivos de forma independiente, fomentando una plataforma diversa e inclusiva para la exploración lunar.

Futuro de la Estación Internacional de Investigación Lunar

La entrada estratégica de Irán en la exploración lunar

El camino de Irán para convertirse en un socio reconocido dentro de la ILRS se desplegó a través de anuncios estratégicos durante 2025, señalando su integración deliberada al programa.

La confirmación inicial ocurrió en mayo de 2025, cuando Irán se unió oficialmente al programa lunar de China con planes de enviar una carga científica a bordo de la misión Chang’e-8.

Esta asociación se alineó con la hoja de ruta espacial nacional de diez años de Irán y siguió una serie de consultas técnicas extensas que ganaron la confianza de los investigadores chinos en sus contrapartes iraníes.

En abril, durante los anuncios del Día del Espacio de la Administración Nacional del Espacio de China, Irán fue formalmente incluido entre los socios internacionales seleccionados para la misión Chang’e-8, asegurando una parte de los 200 kilogramos de capacidad de carga internacional, un hito clave que más tarde también fue destacado por los funcionarios iraníes.

El impulso diplomático creció en octubre de 2025 cuando Roscosmos de Rusia extendió una invitación pública para una colaboración más profunda. Durante las ceremonias de la Semana Mundial del Espacio en Teherán, el director de Roscosmos invitó a ingenieros y científicos iraníes a unirse a los esfuerzos en la Estación Orbital Rusa y la ILRS, señalando conversaciones preliminares con la Agencia Espacial Iraní (ISA, por sus siglas en inglés).

Esto subrayó la naturaleza multilateral del compromiso de Irán. A mediados de octubre, el director de la ISA, Hassan Salarieh, confirmó que la misión lunar pasaba de la fase de acuerdo a la de implementación, considerándola un elemento estratégico en la hoja de ruta científica de Irán.

Enfatizó que la cooperación multilateral era esencial para compartir costos y conocimientos, lo que permitiría a Irán participar de manera efectiva junto a las grandes potencias espaciales.

La sonda lunar Chang’e 6 de China, predecesora de la planificada Chang’e 8

Carga útil iraní: Midiendo la “personalidad eléctrica” de la Luna

La principal contribución técnica de Irán a la misión Chang’e-8 es un sofisticado instrumento diseñado para medir el potencial eléctrico estático en la superficie lunar, una herramienta científica fundamental.

La superficie lunar está cargada eléctricamente por el viento solar constante y la radiación ultravioleta, creando un entorno complejo y dinámico, especialmente en las áreas del Polo Sur lunar, donde existen zonas de sombra permanente y luz solar intensa, regiones que son objetivo de la ILRS.

Comprender este potencial eléctrico es crucial, ya que influye en el comportamiento del polvo lunar, un peligro abrasivo y pegajoso que representa una amenaza para las naves espaciales, los trajes espaciales y los equipos.

Los datos obtenidos por la carga útil iraní ayudarán a los ingenieros a diseñar hábitats, sistemas de energía y rovers que mitiguen los riesgos de adhesión de polvo y descargas eléctricas.

Además, este conocimiento es esencial para planificar la utilización de recursos in situ, ya que el manejo del regolito lunar para extraer agua helada o minerales depende de las propiedades electrostáticas del suelo lunar.

Para la República Islámica de Irán y su programa espacial, desarrollar esta carga útil representa una oportunidad estratégica para dominar un campo especializado, pero crucial, de la ingeniería espacial.

El proyecto demuestra la capacidad de Irán para producir instrumentos científicos confiables y precisos que pueden soportar las tensiones del lanzamiento y las duras condiciones del entorno lunar, mostrando la madurez técnica de sus instituciones de investigación y académicas en el escenario global.

Un paso calculado en la expansión del programa espacial iraní

Para Irán, participar en la misión Chang’e-8 y en el marco más amplio de la ILRS es un movimiento estratégico alineado con sus objetivos a largo plazo de autosuficiencia tecnológica y de asegurar un rol en la emergente economía espacial.

Los funcionarios iraníes destacan esta colaboración como esencial para evitar ser marginados en la carrera global por los recursos lunares y planetarios. Dado los elevados costos y las demandas tecnológicas de la exploración espacial profunda, la cooperación internacional es crucial para las ambiciosas aspiraciones espaciales de Irán.

Asociarse con potencias espaciales consolidadas le otorga a Irán acceso a vehículos de lanzamiento, módulos lunares y datos compartidos de misiones, oportunidades que de otro modo habrían estado fuera de su alcance durante décadas.

Contribuir con un instrumento especializado a cambio de un asiento en la misión lunar es una forma pragmática y rentable de construir capacidad y credibilidad.

El director de la Agencia Espacial Iraní aborda las críticas internas enmarcando la inversión en el espacio como clave para la futura fortaleza industrial y económica del país, comparándola con los satélites geoestacionarios, que generan rendimientos a largo plazo.

Más allá de la ciencia, esta asociación potencia el poder blando diplomático de Irán, integrando a sus científicos e ingenieros en una empresa internacional de gran envergadura, fomentando la transferencia de conocimientos y asegurando el rol de Irán en el próximo gran salto de la humanidad más allá de la órbita terrestre.


Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.