La historia menos conocida de la presencia de Israel en América Latina revela el lado oscuro de la complicidad del régimen con dictaduras opresivas. Desde el desplazamiento forzado de palestinos hasta el suministro de armas y entrenamiento militar para reprimir la disidencia, un repaso de este pasado ayuda a entender por qué muchos latinoamericanos se solidarizan hoy con la resistencia palestina y condenan el genocidio en Gaza.
David Ben-Gurión, el líder sionista que proclamó la existencia de Israel en 1948, escribió en una carta en 1937 que “debemos expulsar a los árabes (palestinos) y ocupar sus lugares” y consideró “justo” el traslado forzado de los palestinos. En 1938, Ben-Gurión indicó en una reunión que apoya “el traslado obligatorio”. “No veo nada inmoral en ello”, aseveró.
Las preocupaciones demográficas siempre han sido un tema central del sionismo. Esta preocupación alcanzó su punto álgido durante la Nakba (catástrofe) de 1948, cuando unos 750 000 palestinos fueron víctimas de limpieza étnica y se vieron obligados a abandonar sus pueblos y aldeas. La guerra de 1967 y la ocupación de otras partes de Palestina obligaron una vez más a Israel a reconsiderar la idea del traslado forzoso de palestinos, aunque intentó evitar que esta medida atrajera la atención internacional. Como resultado, la guerra de junio de 1967 provocó una nueva oleada de desplazamientos forzosos de palestinos.
América Latina: objetivo común para EEUU e Israel
En América Latina, Estados Unidos centró su estrategia en aquel entonces en apoyar a dictaduras de extrema derecha para impedir la expansión de movimientos de izquierda inspirados en la Revolución Cubana. Esta situación brindó nuevas oportunidades a Israel para desarrollar relaciones diplomáticas con los dictadores de la región. Documentos filtrados de esos años revelan que el traslado forzoso de palestinos a América Latina era uno de los objetivos y planes de Israel en el marco de la expansión de relaciones con las dictaduras de la región.
Plan secreto israelí para expulsar a 60 000 palestinos a Paraguay
Tras la Guerra de los Seis Días de 1967, cuando millones de palestinos quedaron bajo el control de Israel, el régimen sionista ha explorado una serie de planes extravagantes para alterar el equilibrio demográfico.
El primer acuerdo al respecto data de 1969, cuando el servicio de la inteligencia israelí (el Mossad) y Alfredo Stroessner, entonces dictador de Paraguay, firmaron un acuerdo sobre el traslado de 60 000 palestinos de Gaza a este país en un plazo de cuatro años, revelan documentos desclasificados israelíes.
Como parte de este plan secreto, Israel se comprometió a cubrir los gastos del traslado forzoso, mientras el gobierno paraguayo recibiría 33 dólares por cada palestino aceptado.
A pesar de falsas promesas de convertirse en propietarios de tierras y recibir mayor apoyo financiero, así como las políticas de presión y represión contra los palestinos para forzar su inmigración a Paraguay, durante el primer año solo 30 palestinos fueron trasladados con éxito a Paraguay, lo que representó un importante fracaso para el Mossad.
La política de reubicación forzada de palestinos a Paraguay fracasó estrepitosamente después de que dos palestinos lanzaron un ataque contra la embajada israelí en Asunción, capital de Paraguay, en mayo de 1970, lo que causó la muerte de Edna Peer, funcionaria de la embajada, y dejó herida otra empleada, Diana Zawluk.
Finalmente, ese mismo año, el acuerdo fue cancelado oficialmente.
An unclassified document shows Israel’s secret plan to resettle 60,000 Palestinians in South America.
— Palestinian Return Centre (@prclondon) August 31, 2020
In 1969, Israel struck a deal with Paraguay to accept Palestinians from Gaza with Israel paying the cost of travel and a $100 grant per deportee. #FreePalestine pic.twitter.com/qk03ibxyvH
Dictaduras que dieron refugio al nazismo y al sionismo
Durante el mandato de las dictaduras respaldadas por Estados Unidos, América Latina se convirtió en un destino atractivo para criminales de guerra nazis que habían escapado de la justicia. Paraguay, al igual que Brasil, Argentina y Chile, les brindó refugio a esos fugitivos. Josef Mengele, un oficial alemán conocido por realizar experimentos médicos con prisioneros en campos de concentración nazis, fue una de las personas a quienes Paraguay concedió asilo.
Mengele, quien figuraba en la lista de los más buscados del Mossad, huyó a Brasil tras enterarse de que agentes del Mossad habían secuestrado en Argentina a Adolf Eichmann, oficial nazi y amigo suyo. El papel de Argentina en el apoyo a nazis que habían escapado de la justicia probablemente se vio facilitado por el coronel Juan Domingo Perón durante su presidencia.
Pero en lo que respecta al desplazamiento y la reubicación forzada de palestinos, Israel podría ignorar el hecho de que Paraguay fue el primer país en establecer un partido nazi en 1927. Se permitió que las escuelas alemanas en Paraguay enseñaran la ideología nazi. El país se alió con la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, y el piloto nazi Hans-Ulrich Rudel fue uno de los amigos más cercanos de Stroessner.
Agenda común para arrinconar a los pueblos indígenas
Durante la dictadura paraguaya, el desplazamiento forzado no era una preocupación, ya que Israel y Paraguay compartían la visión de desplazar a la población indígena del país. Para mantenerse en el poder, Stroessner repartió las tierras agrícolas entre sus militares, capitalistas y partidarios políticos. Como resultado, menos del 3 % de la población llegó a ser propietaria del 85 % de las tierras cultivables. Un total de 7 851 295 hectáreas (o casi un 20 % del territorio nacional) fueron distribuidas ilegalmente entre funcionarios del partido gobernante (Partido Colorado) y los allegados del dictador; lo que posteriormente se conoció como “Tierras malhabidas”. Miles de pequeños agricultores e indígenas fueron desalojados o expulsados por la fuerza de sus tierras para dar paso a grandes explotaciones agrícolas comerciales y proyectos ganaderos. Cualquier protesta campesina fue reprimida violentamente. Muchos activistas rurales fueron arrestados, torturados o desaparecieron.
La misma política que Israel implementó en Palestina consistió en apropiarse por la fuerza de tierras palestinas y desplazar a sus propietarios para entregárselas a colonos. El traslado forzoso de beduinos palestinos en el desierto del Néguev es el ejemplo más evidente de esta política israelí durante esos años. Años más tarde, en 2004, Avishay Braverman, entonces rector de la Universidad Ben-Gurión del Néguev, lo reconoció en un discurso durante la Conferencia de Herzliya.
Lo que fortaleció particularmente las relaciones entre Israel y Paraguay durante esos años fue la transferencia de técnicas y experiencias de represión desde los territorios ocupados a las dictaduras de América Latina; una transferencia que se llevó a cabo en cooperación con el ejército israelí y el Mossad.
En 1947, las dictaduras latinoamericanas apoyaron el plan de las Naciones Unidas para la partición de Palestina. Trece de los 33 votos a favor del plan provinieron de países latinoamericanos (Bolivia, Brasil, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Haití, Liberia, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela).
La relación de Israel con América Latina no era complicada, sino más bien oportunista. Tel Aviv utilizó tecnología militar como herramienta para el comercio y la influencia política, con el fin de llenar el vacío dejado por el declive de Estados Unidos en la región.
A mediados de la década de 1970, Israel suministró a la dictadura chilena equipo militar que había sido probado previamente en los territorios ocupados y contra los palestinos. Este equipo se utilizó nuevamente, esta vez en América Latina, con el mismo propósito: reprimir la disidencia y silenciar cualquier voz crítica por la fuerza militar.
De hecho, la retirada gradual y calculada de Estados Unidos de la escena latinoamericana allanó el camino para que la influencia israelí asumiera el papel de alternativa a Washington, convirtiéndose en el principal proveedor de armas y entrenamiento militar a países como Chile. A cambio, Chile recompensó esta cooperación en el ámbito diplomático apoyando abiertamente a Israel, promoviendo la narrativa sionista sobre el “terrorismo” y condenando a los medios de comunicación que ofrecían una imagen veraz de los crímenes israelíes en Palestina.
El mayor proveedor de armas militares de Argentina
Israel continuó brindando ayuda militar a Argentina durante la dictadura de Jorge Rafael Videla, a pesar de la tortura, la represión y la desaparición de un gran número de judíos residentes en el país latinoamericano. Se estima que unos 2000 judíos desaparecieron durante ese período, mientras que el gobierno de Videla mantenía sus relaciones con Tel Aviv.
Este hecho es un claro ejemplo del oportunismo del régimen sionista; un régimen que, cuando sus intereses están en juego, no se preocupa por el destino de ningún judío en el mundo.
Argentina fue uno de los principales países participantes en la “Operación Cóndor”, una campaña de represión política y terrorismo de Estado llevada a cabo a partir de 1975 por varias dictaduras latinoamericanas con el respaldo del gobierno de Estados Unidos, que tenía como objetivo reprimir y eliminar a la oposición de izquierda en toda la región. Se estima que más de 30 000 personas murieron o desaparecieron durante estas operaciones militares y de inteligencia.
Israel desempeñó un papel clave en el Plan Cóndor, proporcionando armas, equipo y entrenamiento militar, convirtiéndose en uno de los principales patrocinadores de estos regímenes dictatoriales. Tan solo entre 1976 y 1983, la dictadura de Jorge Videla en Argentina adquirió cerca del 95 % de su armamento de Israel, una alianza que hizo más evidente que nunca el vínculo entre la represión interna y los intereses geopolíticos.
May 4th 1982: British intelligence learns that Israel is selling arms to Argentina, to include 26 Nesher jet fighters, Shafrir Mk2 A2A missiles, four patrol boats & Gabriel Mk2 anti ship missiles mounted on fast attack craft, about which the UK has seemingly had some inkling... pic.twitter.com/ENP5noFJNN
— Ricky D Phillips - Military Historian (@RDPHistory) May 4, 2024
Relaciones con Guatemala
En 1977, Guatemala, que mantenía estrechas relaciones diplomáticas con Israel, firmó un acuerdo para recibir ayuda militar israelí. Esta cooperación se amplió en 1978, cuando Estados Unidos redujo su ayuda a Guatemala e Israel intervino para suplir la falta de apoyo de Washington.
Al igual que en otras dictaduras latinoamericanas, los pueblos indígenas de Guatemala fueron víctimas de despojo de tierras, asesinatos y una sangrienta represión. La situación se agravó cuando el dictador José Efraín Ríos Montt llegó al poder tras un golpe militar respaldado por Israel en 1982. Durante este período, los soldados guatemaltecos recibieron su entrenamiento militar directamente de Israel.
Las técnicas utilizadas por el ejército guatemalteco para reprimir la disidencia guardaban un sorprendente parecido con las empleadas por las milicias sionistas durante la limpieza étnica de Palestina en 1948. Estos lazos militares y políticos se han mantenido, y Guatemala siguió los pasos de Estados Unidos al trasladar su embajada de Tel Aviv a la ciudad ocupada de Al-Quds (Jerusalén) en 2018.
En 2017, Israel desclasificó miles de documentos oficiales que datan de la Guerra de los Seis Días y que revelaron nuevas dimensiones de los métodos y la diplomacia empleados por el régimen para el traslado forzoso de palestinos tras la Nakba de 1967. Dado que mantener una mayoría judía en los territorios ocupados seguía siendo un requisito fundamental para la existencia de Israel, el entonces primer ministro israelí, Levi Eshkol, declaró con franqueza: “Si dependiera de nosotros, enviaríamos a todos los árabes [palestinos] a Brasil”.
Resumen
La historia de las relaciones de Israel con las dictaduras latinoamericanas revela el lado oscuro de las políticas criminales y oportunistas de este régimen en esta región. Al transferir sus experiencias de represión y técnicas militares a los países de la zona, Israel colaboró estrechamente con dictaduras como Paraguay, Chile, Argentina y Guatemala para reprimir y asesinar a opositores políticos y pueblos indígenas, y para explotar proyectos de desplazamiento forzado y adquisición de tierras inspirados en Palestina. Estas políticas no solo resultaron en la tortura, el asesinato y la desaparición de miles de personas, sino que también consolidaron las relaciones de Israel con estos regímenes, basadas en intereses geopolíticos y la represión sistemática.
Esta amarga historia ha generado en los pueblos de América Latina, víctimas de dictaduras opresivas con la complicidad y el apoyo de Israel, una profunda empatía por la resistencia palestina frente a las agresiones y ocupaciones del régimen israelí. Condenan enérgicamente el genocidio y la violencia generalizada contra el pueblo palestino, especialmente en la Franja de Gaza, y no han olvidado el papel histórico de Israel en la promoción de la opresión y la violencia en la región latinoamericana. Esta solidaridad histórica demuestra el vínculo entre la resistencia del pueblo palestino y la verdadera comprensión de la opresión y la injusticia que sufren los pueblos latinoamericanos.
