“Nunca dudaremos en bombardear instalaciones muy sensibles e importantes, y las incluiremos en la lista de nuestros futuros objetivos”, subrayó el jueves por la noche el ministro de Defensa del Gobierno de Salvación Nacional de Yemen, Muhamad Naser al-Atifi, en un discurso transmitido por la cadena local de televisión en árabe Al-Masirah.
Detalló que los ataques de represalia de Yemen “no se limitarán a áreas dentro de las fronteras de Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos [EAU], y podrían alcanzar zonas mucho más lejanas de estos dos países”.
El alto mando castrense juró que las Fuerzas Armadas de Yemen sorprenderán a los aliados de la coalición agresora con “métodos tácticos y estratégicos” en el campo de batalla y aseguró que no habrá línea roja alguna en el uso de misiles y drones de fabricación nacional para atacar objetivos en la tierra, el mar o el aire.
Concluyó, aconsejando a los adversarios que “no pongan a prueba” la paciencia de las Fuerzas Armadas de Yemen.
El lunes, se reanudaron los combates entre el Ejército yemení, apoyado por los comités populares, y los aliados locales de la coalición agresora, liderada por Arabia Saudí en el sur del país árabe, días después del fin de la tregua (2 de octubre) y del fracaso de los esfuerzos de las Naciones Unidas por alcanzar un acuerdo para prorrogarla.
El Gobierno de Salvación Nacional de Yemen ha rechazado una extensión de la tregua, condicionándola con el levantamiento total del bloqueo impuesto por los agresores al empobrecido país árabe.
El canciller yemení, Hesham Sharaf, cargó el jueves contra la ONU por justificar y legitimar la agresión saudí a Yemen después de que el organismo mundial considerara excesivas y poco realistas las demandas de la parte yemení para extender la tregua.
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