En una entrevista exclusiva con la agencia noticiera iraní IRNA, un miembro del buró político del movimiento popular yemení Ansarolá, Hazem al-Asad, afirmó que el teniente general mártir Qasem Soleimani fue un comandante de campo, abnegado y presente en el corazón de la batalla.
En este sentido, señaló que Soleimani poseía una gran capacidad de análisis del terreno, con una visión excepcional para vincular detalles tácticos con desarrollos regionales e internacionales de mayor alcance. Asimismo, destacó el respeto del general Soleimani hacia los pueblos de la región y la Resistencia.
Al-Asad elogió su papel decisivo en la seguridad regional, basado en la confrontación de proyectos de caos y dominación impulsados por Estados Unidos y sus aliados a través de grupos takfiríes, y sostuvo que Soleimani fue un pionero y líder en la lucha contra el proyecto de Daesh y otros grupos terroristas.
Puso de relieve que la presencia del principal comandante antiterrorista en Irak, Siria y el Líbano evitó el colapso de estos países, permitió preservar a sus sociedades y mantener un equilibrio disuasorio, además de impedir guerras regionales a gran escala en beneficio de Estados Unidos y el régimen israelí.
Según explicó Al-Asad, para el mártir Soleimani, la causa palestina era el eje central de la Umma (comunidad) islámica, y consideraba que cualquier conflicto regional, incluso interno, estaba vinculado de manera fundamental a Palestina y al régimen israelí.
Añadió que el teniente general iraní trabajó para fortalecer las capacidades de la Resistencia palestina, brindándole apoyo militar, logístico y espiritual, e integrándola en un eje unificado, que se extiende desde Palestina hasta el Líbano, Siria, Irak y Yemen.
Asimismo, sobre su papel en el apoyo a la Umma islámica y la unidad musulmana, Al-Asad señaló que Soleimani fue una de las pocas figuras que comprendió que las divisiones sectarias son el arma más peligrosa en manos de los enemigos del mundo islámico. Por ello, afirmó, actuó de manera consciente y responsable para reforzar la unidad islámica frente al enemigo común.
El general Qasem Soleimani, y el alto comandante mártir iraquí, Abu Mahdi al-Muhandis, ambas figuras clave en la lucha antiterrorista regional, fueron asesinados en un ataque estadounidense cerca de Bagdad el 3 de enero de 2020, por orden directa del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
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