En el choque ante el Celta de Vigo, con 3-1 en el marcador, Messi se inventó una jugada de fantasía para provocar un penalti con el que sentenciar el encuentro.
Entonces, al lanzar, Messi realizó una asistencia que nadie imaginaba. Apareció Luis Suárez y batió a placer a un sorprendido Sergio Álvarez.
Messi no quiso marcar su gol 300 en la Liga con la camiseta del Barcelona, y ante la posibilidad de marcar un nuevo registro en un disparo de penal, el argentino dejó que Luis Suárez marcara su segundo tanto de la noche y se pusiera como líder de la tabla de goleo individual.
La acción recuerda al 'penalti indirecto' inventado por Johan Cruyff con Jesper Olsen en el Ajax y que tuvo a sus peores imitadores en Thierry Henry y Pires cuando jugaban en el Arsenal inglés y que fallaron una acción idéntica.
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