Los bebés, Lulu y Nana, dos niñas nacidas hace “varias semanas”, se encuentran en perfecto estado de salud, asegura el genetista chino He Jiankui en una entrevista concedida este lunes a la agencia estadounidense Associated Press (AP).
El investigador asegura haber alterado embriones de varias parejas en tratamientos de fertilidad. En el caso de Lulu y Nana ha usado la técnica de modificación de genes conocida como CRISPR para hacer mutar un gen de modo que las pequeñas sean resistentes al virus causante del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (Sida).
Los padres de las gemelas prefieren no ser identificados ni entrevistados. AP tampoco informa de dónde viven ni dónde se llevó a cabo el experimento. La ley china autoriza los trabajos de modificación genética, pero prohíbe la clonación.
He ha dado a conocer su labor a uno de los organizadores de una conferencia internacional sobre manipulación genética que comenzará el próximo martes en Hong Kong, y también ha revelado algunos datos en entrevistas exclusivas con AP, pero sus afirmaciones no se han confirmado oficialmente.
Siento una fuerte responsabilidad que no está relacionada solo por hacer algo por primera vez, sino también por ofrecer un ejemplo”, aseguró el genetista chino, He Jiankui, quien asegura haber creado primeros bebés genéticamente alterados.
De ser cierta la información sobre el experimento, se trataría de un importante paso científico que acarrea profundas implicaciones éticas. La modificación del ADN puede pasar a las generaciones futuras y hay riesgo de que otros genes resulten dañados. Numerosos científicos tradicionales consideran peligrosa esta actividad y algunos la condenan como experimentación con seres humanos.
Según el profesor Kiran Musunuru, experto en ingeniería genética de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), el trabajo es “inconcebible”. Es un “experimento con seres humanos que no es moral ni éticamente justificable”, afirma.
“Es demasiado prematuro”, ha dicho por su parte el profesor Eric Topol, director del Instituto de Traducción (genética) Scripps, en California, EE.UU. “Estamos tratando con las instrucciones de operación de un ser humano. Es algo muy importante”, ha destacado Topol.
Sin embargo, He defiende lo hecho. “Siento una fuerte responsabilidad que no está relacionada solo con hacer algo por primera vez, sino también con ofrecer un ejemplo”, ha asegurado el científico a AP. “La sociedad decidirá qué hacer después” sobre si prohibir o no la manipulación genética de seres humanos, ha dicho.
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