• Las gotas ayudan a mantener el ojo lubricado.
Publicada: sábado, 22 de noviembre de 2025 0:27

La creciente incidencia del ojo seco revela cómo la tecnología, el clima y los hábitos modernos están deteriorando la estabilidad de la película lagrimal.

El síndrome de ojo seco se ha convertido en uno de los problemas oculares más comunes del mundo, afectando entre el 5% y el 40 % de la población. Esta condición provoca irritación, enrojecimiento, picazón, dolor e incluso visión borrosa. La causa principal reside en una alteración de la película lagrimal, la capa que mantiene hidratada y protegida la superficie del ojo.

Una de las raíces del problema es el mal funcionamiento de las glándulas de Meibomio, responsables de producir los lípidos que evitan la evaporación rápida de las lágrimas. Cuando estas glándulas se obstruyen o reducen su actividad, la película lagrimal se vuelve inestable y se evapora con mayor facilidad, desencadenando los síntomas del ojo seco.

Factores ambientales y hábitos cotidianos también intensifican el problema. El uso prolongado de pantallas reduce la frecuencia del parpadeo y acelera la evaporación de las lágrimas; además, la exposición al viento, polvo o ambientes secos agrava los síntomas. Las mujeres de mediana edad, especialmente alrededor de la menopausia, se consideran un grupo de riesgo debido a los cambios hormonales que afectan la función de las glándulas de Meibomio.

Para prevenir o disminuir los síntomas, los especialistas recomiendan incrementar la humedad ambiental, realizar pausas visuales durante el uso de pantallas, ajustar la altura del monitor por debajo del nivel de los ojos y utilizar lágrimas artificiales. También se aconseja aplicar calor suave en los párpados y mantener una higiene regular de esta zona para favorecer el funcionamiento de las glándulas que estabilizan la película lagrimal.

zbg/ctl