La semana pasada, el presidente ruso, Vladímir Putin, alertó que, si Estados Unidos provee a Ucrania misiles de largo alcance Tomahawk para atacar objetivos en el interior de Rusia, significaría el fin de la relación entre ambos países.
“El tema de los Tomahawks es extremadamente preocupante”, ha dicho este domingo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, a la televisión estatal rusa. “Ahora es realmente un momento muy dramático en términos del hecho de que las tensiones están escalando desde todos los lados”, agrega, en alusión a la posible decisión de Washington de proporcionar misiles Tomahawk a Kiev.
Estos misiles tienen un alcance de 2500 km, lo que significa que Ucrania podría utilizarlos para ataques de largo alcance en el interior de Rusia, incluido Moscú. Algunas variantes retiradas de Tomahawk pueden llevar una cabeza nuclear, según el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos.
El vocero del Kremlin ha advertido que el uso de Tomahawk por Kiev en la guerra podría provocar una escalada nuclear. “Imagínense: se lanza un misil de largo alcance y está volando y sabemos que podría ser nuclear. ¿Qué debería pensar la Federación Rusa? ¿Cómo debería reaccionar Rusia?”, ha dicho Peskov.
Conforme al portavoz ruso, “los expertos militares mundiales comprenderían” la gravedad del peligro que enfrentaría la nación rusa si Ucrania recibiera misiles Tomahawk de Estados Unidos.
Putin declaró a principios de este mes que sería imposible usar misiles Tomahawk de largo alcance contra Rusia sin la participación directa del Ejército estadounidense en la operación, por lo que advirtió que cualquier suministro de misiles a Ucrania significaría una escalada de la guerra.
La advertencia del Kremlin llega luego de que el presidente estadounidense, Donald Trump, dijera la semana pasada que antes de aceptar proporcionar Tomahawks, querría saber qué planeaba hacer Ucrania con ellos porque no quería escalar la guerra contra Rusia. No obstante, dijo que “más o menos había tomado una decisión” al respecto.
Rusia acusa a los aliados de Ucrania en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de avivar las llamas de la guerra, suministrando armas a Kiev.
El diario Financial Times ha revelado que Estados Unidos lleva meses ayudando a Ucrania a organizar ataques de largo alcance contra instalaciones energéticas rusas. Según el informe, la inteligencia estadunidense ayuda a Kiev a planificar la ruta, la altitud, el momento y las decisiones de la misión, lo que permite a los drones de ataque de largo alcance y unidireccionales de Ucrania eludir las defensas aéreas rusas.
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