El viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Riabkov, afirmó en Moscú, que las acciones de los políticos europeos, habían anulado el fuerte impulso para resolver el conflicto en Ucrania, surgido tras las conversaciones entre los líderes ruso y estadounidense en Alaska.
Ryabkov consideró el posible suministro de misiles de crucero estadounidenses Tomahawk al régimen de Kiev, como un paso de escalada muy serio que cambiaría de plano, la situación en torno a la crisis ucraniana.
El alto diplomático aseveró que si Ucrania recibiera tales armas, se produciría un cambio sustancial y cualitativo, pero esto no afectaría la determinación de Rusia de alcanzar todos los objetivos establecidos en la operación militar especial.
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