Varias decenas de diplomáticos estadounidenses y sus familias han abandonado la legación de madrugada a bordo de tres autocares y un minibús en dirección a un aeropuerto de Moscú, la capital, en el último día del plazo que les había fijado el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, para que salieran del país.
Previo al traslado, la embajada de Estados Unidos fue durante horas escenario de un incesante trasiego de vehículos que transportaban el equipaje y los animales domésticos de los diplomáticos expulsados, conforme ha constatado un reportero de la agencia de noticias francesa AFP.
La salida de los funcionarios de la misión diplomática estadounidense se produce días después de que la Cancillería de la Federación Rusa citara a los embajadores de 23 países para comunicarles que había decidido echar a más de 50 funcionarios de estas naciones, en un gesto recíproco a las medidas adoptadas en contra de Moscú por el caso Skripal.
El envenenamiento del exagente ruso Skripal y su hija ocurrido el pasado 4 de marzo en Salisbury, localidad situada en el sur del territorio británico, ha desencadenado en un nuevo foco de tensiones entre Rusia y el Occidente.
La ola de expulsiones de los diplomáticos rusos comenzó a mediados del marzo después de que la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, acusara a Moscú de estar detrás del ataque organizado con un agente nervioso contra los Skripal, ordenara la salida de 23 diplomáticos rusos y la cancelación de todos los contactos de alto nivel entre ambos países como represalia.
En apoyo a Londres, países occidentales, como Estados Unidos, y 14 países de la Unión Europea (UE) decidieron expulsar de sus territorios a un gran número de diplomáticos rusos.
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