“La vida de los ciudadanos y la seguridad del territorio y las fronteras iraníes constituyen una cuestión importante y vital para nosotros, por lo que resulta del todo inaceptable que una bala impacte en nuestro territorio debido a un descuido de los países involucrados en el conflicto”, ha enfatizado este martes el ministro de Defensa de Irán, el general de brigada Amir Hatami, en un acto oficial celebrado en la ciudad de Mashad (noreste).
Dicha advertencia se produce después de que funcionarios de la provincia iraní de Azerbaiyán Oriental informaran del impacto de proyectiles de mortero, procedentes de Armenia y Azerbaiyán, en las zonas rurales fronterizas.
Conforme a medios iraníes, un proyectil de mortero ha impactado en una aldea localizada en la circunscripción de Joda Afarin, en la provincia de Azerbaiyán Oriental. Como consecuencia del impacto, un menor de 6 años ha resultado herido y los pobladores han entrado en pánico.
Al respecto, el alto mando castrense ha declarado que “Irán sigue de cerca los conflictos en la región” y ha realizado los avisos oportunos a ambos países, además de enfatizar que el país persa “adoptará, definitivamente, las medidas que crea necesarias en el caso de que estas negligencias [por parte de Azerbaiyán y Armenia] sigan produciéndose”.
Irán, país vecino tanto de Armenia como de Azerbaiyán, ha llamado a Bakú y Ereván, desde el primer momento en el que se ha reavivado el conflicto, a que opten por la moderación, el diálogo y el cese inmediato de las hostilidades, pues, como ha advertido, “la alarmante violencia” amenaza la estabilidad regional.
Armenia y Azerbaiyán mantienen enfrentamientos en torno a la región de Nagorno Karabaj desde que esta zona, de población mayoritariamente armenia y reconocida internacionalmente como territorio de Azerbaiyán, decidiera separarse, en 1988, de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán.
Varios expertos en asuntos regionales aseveran que los pueblos armenio y azerbaiyano son las víctimas de un conflicto alimentado por ciertos actores extranjeros, especialmente el régimen israelí y Turquía, que han convertido la zona en un campo de lizas militares y políticas.
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