“La repetición de tales acusaciones solo tiene como objetivo crear una división entre los países musulmanes y las naciones de la región (del suroeste de Asia)”, subraya este miércoles el diplomático persa.
El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de EE.UU., acusó el martes a Irán de estar detrás de los ataques con misiles por los combatientes del movimiento popular yemení Ansarolá al suelo saudí, y dijo que Washington no puede aceptar estos “actos de guerra”.
Pompeo que hablaba en una entrevista con la BBC, incitó a la nación a levantarse contra su gobierno y a evitar que cometiera tales actividades.
Qasemi ha denunciado las declaraciones “injerencistas” de Pompeo, y ha destacado el compromiso de la República Islámica de “respetar la soberanía y la integridad territorial de sus vecinos”.
Ha señalado que las políticas de Washington en el Oriente Medio “son una seria amenaza para los intereses de las naciones de la región y un principal obstáculo para su unidad”.
El diplomático persa ha repudiando además, el papel importante que desempeña “EE.UU. en impulsar el extremismo y la inestabilidad en la región, mediante el apoyo a grupos terroristas”.
La repetición de tales acusaciones solo tiene como objetivo crear una división entre los países musulmanes y las naciones de la región (del suroeste de Asia)”, subraya el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Bahram Qasemi, en alusión a las afirmaciones del jefe de la CIA, Mike Pompeo, que vinculan a Teherán con disparo de misiles desde Yemen a Arabia Saudí.
El presidente estadounidense, Donald Trump, volvió a acusar el lunes a Irán de “desestabilizar” el Oriente Medio durante un almuerzo de trabajo en la Casa Blanca con representantes de países miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU).
Aprovechó, además, la cita para reiterar su vieja acusación de que Teherán está armando a Ansarolá en Yemen, país que está siendo atacado militarmente por Arabia Saudí.
Para las autoridades persas, éstas y otras acusaciones infundadas de Estados Unidos contra Irán son parte de una campaña de “guerra psicológica”, que busca fomentar la iranofobia en el CSNU.
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