“No admitimos que un país use el dinero para presionarnos para que aceptemos cosas que no queremos aceptar o para que estemos de acuerdo con la violación de la ley internacional, tal y como lo hizo EE.UU.”, ha denunciado el diplomático en declaraciones ofrecidas este martes a la agencia rusa de noticias Sputnik.
Con estas palabras se estaba refiriendo a que el pasado 16 de enero Washington, de la mano del presidente Trump, anunció que congelaría la entrega de 65 millones de dólares de ayuda a la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés) para obligar a los palestinos a sentarse a la mesa del diálogo con el régimen de Israel.
El comisionado general de UNRWA, Pierre Krähenbühl, denunció ese mismo día que la decisión de EE.UU. amenazaba la seguridad regional y “la dignidad humana de millones” de palestinos.
No admitimos que un país use el dinero para presionarnos para que aceptemos cosas que no queremos aceptar o para que estemos de acuerdo con la violación de la ley internacional, tal y como lo hizo EE.UU.”, denuncia el embajador de Palestina ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Riad Mansur.
De todos modos, Mansur ha recordado este martes que la Casa Blanca, de hecho, ya había recurrido a este tipo de política a inicios de enero cuando suspendió la asistencia de seguridad a Paquistán, acusando a Islamabad de no actuar con la necesaria decisión contra los grupos terroristas que operan en el territorio paquistaní y de proporcionar refugio a los perseguidos en Afganistán.
“Estas tácticas son inadmisibles y solo profundizarán las divisiones y los conflictos internacionales, pero no desembocarán en discusiones diplomáticas de paz”, ha concluido el representante palestino ante la ONU.
Cabe mencionar que la UNRWA considera la ocupación de Palestina por el régimen israelí una “injusticia histórica” que ha dejado cinco millones de refugiados palestinos. Para la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), el recorte del presupuesto de esa organización humanitaria por Washington fue una orden dictada por el primer ministro israelí, Benyamin Netanyahu.
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