Durante una conferencia del Instituto Milken en Abu Dabi el viernes, el enviado especial de EE.UU. para Siria y Líbano, Tom Barrack, expresó su preocupación por la posibilidad de una nueva guerra en Líbano.
Señaló que ni el ejército libanés ni Israel pueden desarmar militarmente al Movimiento de Resistencia Islámica de El Líbano (Hezbolá), subrayando que “el intento de reprimir a Hezbolá no puede llevar a Israel a alcanzar sus objetivos”.
En referencia a los recientes ataques israelíes contra Líbano, Barrack afirmó que “esa no es la respuesta, y debe existir otra vía”. También instó a un diálogo directo con Israel, sugiriendo que “ha llegado el momento de viajar a Tel Aviv y Jerusalén (Al-Quds), sentarnos y entablar un diálogo” para poner fin a la situación.
Esta declaración se produce tras los comentarios del secretario general de Hezbolá, el sheij Naim Qasem, quien reiteró que el Movimiento libanés nunca renunciará a sus armas.
Desde noviembre de 2024, tras la entrada en vigor de la tregua entre Hezbolá e Israel, el régimen sionista ha violado más de 7300 veces el alto el fuego pactado entre ambas partes.
En octubre de 2023, estallaron enfrentamientos fronterizos entre Hezbolá y el ejército israelí, que se convirtieron en una guerra abierta en septiembre de 2024. Este conflicto causó más de 4,000 muertes y una significativa destrucción en varias regiones del Líbano.
Frente a los ataques israelíes, Hezbolá ha mantenido su postura de defender la integridad territorial del Líbano, advirtiendo que cualquier agresión en la región recibirá una respuesta contundente.
arz/hnb
