En un comunicado emitido este domingo con motivo del 37.º aniversario de la victoriosa Operación Mersad, en la que Irán aplastó a la organización terrorista Muyahedin-e Jalq (MKO), una notoria secta terrorista aliada con el régimen baazista del dictador iraquí Sadam Husein, el Ejército iraní afirma que, “desde la victoria de la Revolución Islámica, la gran nación de Irán ha sido blanco de conspiraciones, sediciones y objetivos siniestros de enemigos nacionales y extranjeros”.
Destaca que “la historia de la poderosa y sagrada defensa de la nación iraní demuestra que la arrogancia global sufrió una dura derrota en la guerra impuesta que duró ocho años, frente al sacrificio y el honor de los guerreros del Islam, y fue testigo del cumplimiento de la promesa explícita de Dios de la victoria de la verdad sobre la falsedad”.
Apunta que el régimen de Israel intentó destruir el Radar de Subashi, la estación de radar más occidental de Irán, durante la reciente guerra de 12 días contra Irán.
“La resistencia de los valientes soldados de Subashi contra el ataque del régimen sionista y los recientes mártires de la sagrada defensa demostraron que los guerreros del Irán islámico no se rendirán en ningún momento para defender la integridad territorial, la seguridad y el bienestar de nuestros queridos compatriotas”, promete el Ejército iraní.
Al honrar la memoria de los mártires de la Revolución y de la defensa sagrada, enfatiza que los soldados del Ejército de Irán continuarán con su misión de proteger la seguridad del país bajo el mando del Líder de la Revolución Islámica, el ayatolá Seyed Ali Jamenei.
El 13 de junio, Israel lanzó una agresión sin motivo contra Irán, atacando instalaciones militares, nucleares y civiles en Teherán y otras ciudades, lo que dejó 1100 muertos. Una semana después, Estados Unidos, en apoyo al régimen sionista, bombardeó tres sitios nucleares del país persa.
Irán respondió la agresión con fuerza lanzando cientos de misiles balísticos y drones contra objetivos estratégicos israelíes en los territorios ocupados en el marco de la operación sin precedentes ‘Verdadera Promesa III’ y un ataque de represalia contra la mayor base estadounidense en la región, lo que logró detener el asalto ilegal e imponer un alto el fuego a los agresores el 24 de junio.
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