Publicada: lunes, 18 de agosto de 2025 23:50

Una periodista estadounidense relata la resiliencia del pueblo iraní tras la agresión israelí-estadounidense y la fortaleza de la resistencia.

Por: Calla Mairead Walsh *

“La guerra nos ha hecho más fuertes que antes”, era el sentimiento predominante que resonaba por las calles de Teherán durante mi visita a mediados de julio de 2025.

Fui parte del primer grupo de periodistas extranjeros que ingresó a Irán después de la guerra impuesta de 12 días, para ser testigos de la destrucción causada por la agresión israelí-estadounidense no provocada y la resiliencia de un pueblo invicto.

La agresión, lanzada en medio de unas falsas negociaciones nucleares, martirizó a 1200 iraníes y dejó 4000 heridos, en su mayoría civiles, pero también oficiales militares de alto rango fuera de servicio y científicos nucleares que fueron blanco de los primeros bombardeos aéreos.

Irán se recuperó rápidamente y luego lanzó una respuesta impresionante, bautizada como operación Verdadera Promesa III, con una lluvia de misiles balísticos y drones que abrumaron los sistemas de defensa aérea israelíes tan publicitados, alcanzando objetivos militares, de inteligencia, industriales y energéticos en el corazón de la entidad sionista.

Beheshte Zahra, el cementerio más grande de Irán, donde descansan muchos de los mártires de la guerra impuesta de 8 años y la guerra impuesta de 12 días. [Foto de Calla Walsh]

 

El 21 de junio, Estados Unidos intervino con bombardeos a tres instalaciones de enriquecimiento nuclear iraníes, que el presidente estadounidense, Donal Trump, afirmó ridículamente que “destruyeron completamente” esos sitios, una alegación que fue refutada incluso por la inteligencia estadounidense.

El 24 de junio, Trump anunció un alto al fuego unilateral en nombre del régimen israelí, el cual fue aceptado por el gobierno iraní.

Visitando las ruinas de los edificios atacados

Visitamos las ruinas del edificio de noticias de la radiodifusión nacional iraní IRIB, alcanzado por once misiles mientras los reporteros estaban en vivo al aire, y la prisión de Evin y su hospital, donde 79 personas fueron asesinadas en un solo ataque.

Vimos los restos de una ambulancia de la Media Luna Roja iraní en la Plaza Hafte Tir, atacada en una masacre que acabó con tres paramédicos, y los escombros de varios edificios de apartamentos de científicos nucleares, donde ellos, sus familias y vecinos fueron martirizados.

Las ruinas de los edificios de apartamentos de los científicos nucleares iraníes en Teherán, atacados en los bombardeos aéreos sionistas. [Fotos de Calla Walsh]

 

Al llegar, me sorprendió ver a tantas personas seguir con sus vidas cotidianas con aparente normalidad, tan pronto después de los horribles crímenes de guerra sionistas que azotaron el corazón de la capital.

Las calles, museos y centros comerciales no estaban paralizados, sino que bullían de actividad. Después de haber vivido una dictadura neocolonial, la guerra impuesta de 8 años con el Irak respaldado por Occidente, y décadas de sanciones occidentales, ataques de sabotaje, asesinatos cobardes e intentos de “cambio de régimen”, el pueblo iraní es, sin duda, resistente ante la guerra imperialista.

El orgullo nacional de Irán y el optimismo revolucionario respecto al futuro se simbolizan mejor en el Parque Aeroespacial del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica (CGRI), que exhibe los misiles, sistemas de defensa aérea, drones y tecnologías espaciales producidas en el país, donde nos detuvimos en el primer día de nuestro viaje.

Algunos de estos misiles debutaron en la operación Verdadera Promesa III, pero los más poderosos y avanzados aún no se han utilizado. Muchos drones iraníes han sido ingeniería inversa, cuyos restos también se exhiben en la sala de exposiciones.

Informes recientes indican que la situación ha cambiado, y Estados Unidos ahora está copiando el dron suicida Shahed-136 de Irán. También se ha oído a Trump alabar el progreso de Irán en la industria de los drones.

Misiles exhibidos en el Parque Aeroespacial del CGRI en Teherán. [Foto de Calla Walsh]

 

Otro símbolo que presagia el inevitable desvanecimiento del imperialismo en los basureros de la historia es la antigua embajada de Estados Unidos en Teherán.

Ahora llamada el Museo del Nido de Espionaje, con una sala que rinde homenaje a los héroes antimperialistas, desde Malcolm X, Mao Zedong y Che Guevara hasta Qasem Soleimani, Yahya Sinwar y Seyed Hasan Nasralá, es más como entrar en el futuro por el que estos hombres sacrificaron sus vidas que en el pasado.

Siendo estadounidense, no pude evitar pensar en lo que me parece una gran omisión que el movimiento estudiantil occidental no estudie ni respalde la Revolución Islámica, especialmente la toma estudiantil de la embajada de Estados Unidos en 1979, dado que fue una de las acciones de resistencia más exitosas jamás realizadas por un movimiento estudiantil, y el ayatolá Seyed Ali Jamenei ha dirigido repetidamente cartas a la juventud occidental.

Como joven periodista y organizadora antimperialista, mi mayor interés era aprender sobre los sentimientos de la sociedad iraní, la cuna popular de la resistencia, y también cómo desmantelar los malentendidos orientalistas de Irán que persisten en Occidente, incluidos algunos activistas antisionistas.

Con la popularización y desactivación de la postura propalestina en Occidente, y la ONG-ización del movimiento de solidaridad con Palestina, lamentablemente no solo han sido los gobiernos imperialistas, sino también algunas personas dentro del movimiento de solidaridad, quienes refuerzan una retórica que justifica el colapso del estado iraní.

Durante la guerra, muchos activistas y organizaciones basadas en Occidente emitieron declaraciones condenando solo los ataques a los civiles iraníes, o condenando lo que llamaron “fascismo israelí e iraní”, lo cual en sí mismo es una ecuación genocida.

Esta retórica no está lejos de la de Benjamín Netanyahu, el criminal de guerra buscado, quien transmitió un mensaje al “pueblo iraní” poco después de lanzar el ataque, pidiendo a los iraníes que salieran a las calles, citando el lema “Mujeres, Vida, Libertad”.

La entidad sionista también intentó hackear la televisión iraní para transmitir imágenes de los disturbios respaldados por Occidente en 2022. Netanyahu afirmó: “La lucha de Israel no es contra el pueblo iraní. Nuestra lucha es contra el régimen islámico asesino que los oprime y empobrece”, mientras masacraba indiscriminadamente a civiles iraníes.

Las ruinas de los edificios de apartamentos de los científicos nucleares iraníes en Teherán, atacados en los bombardeos aéreos sionistas. [Fotos de Calla Walsh]

 

Sin embargo, no solo los ataques directos a civiles, sino también cada ataque a infraestructuras no civiles, a personal militar y a instalaciones nucleares, representan violencia contra todo el pueblo iraní, y deben ser condenados, porque el estado iraní y su aparato militar son la principal barrera que defiende a su población y a toda la región del sionismo, el imperialismo y la reacción árabe.

Es por eso que Irán es visto correctamente como una amenaza existencial para Occidente.

Estados Unidos y la entidad sionista son entidades fascistas ilegítimas construidas mediante el mismo modelo colonial de asentamiento, cuya existencia continua se basa en la guerra interminable y el genocidio, mientras que la República Islámica de Irán y sus aliados en Palestina, Yemen, Líbano e Irak (y, hasta hace poco, Siria) son las únicas fuerzas en el mundo que les resisten militarmente.

Estas sociedades de Asia Occidental tienen miles de años de historia, mientras que “Israel” (de 77 años) y “Estados Unidos” (de 249 años) son manchas feas de pestilencia en la historia que pueden y serán derrotadas.

Irán es el único país en el mundo cuya constitución exige explícitamente que apoye a Palestina y resista al sionismo. La posición anti-Irán de algunos en el movimiento de solidaridad con Palestina es ahistórica, no alineada con las posturas de la Resistencia armada palestina, y un resultado del silo liberal de Palestina como un único tema, desvinculado de cualquier análisis de su posición en el sistema global del imperialismo liderado por Estados Unidos.

Otro resultado de este silo liberal y la falta de un análisis geopolítico más amplio es la peligrosa noción de que este ataque fue, de alguna manera, la entidad sionista actuando por su cuenta o desafiando a Estados Unidos; que “Israel” controla a Estados Unidos, y no al revés.

Todo el ataque fue facilitado no solo con el respaldo de Estados Unidos, sino con su participación directa, utilizando a la entidad sionista una vez más como su perro de ataque en la región.

De pie entre los escombros, solo pude pensar en cómo las armas que causan esta destrucción son fabricadas por personas en fábricas en nuestros vecindarios en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, por lo que la acción directa continua de grupos como Palestine Action es tan necesaria: para abrir frentes contra el imperialismo allí donde se levante su cabeza.

Afuera del Museo de la Revolución Islámica y de la Defensa Sagrada en Teherán. [Foto de Calla Walsh]

 

Los bolsillos de destrucción que vi en Teherán son lo que toda Gaza parece hoy. Al igual que han hecho en Gaza y Líbano, quieren masacrar a los periodistas iraníes, médicos, civiles y luchadores de la Resistencia.

Más precisamente, es el mismo manual de Siria: fomentar el cambio de régimen, la violencia sectaria y el vaciamiento total de la soberanía estatal, lo que el eje imperialista de EEUU-OTAN-Sionismo desea aplicar a Irán, para cumplir con su objetivo final de derribar todo el Eje de Resistencia, sus cadenas de suministro y redes de coordinación, expandiendo el proyecto del “Gran Israel” y aplastando cualquier alternativa a la hegemonía imperialista.

Sin embargo, dejé Irán con más confianza en que este intento de colapso fracasará, y en su lugar solo tendrá un efecto boomerang que llevará a la caída definitiva del sionismo, ya acelerada por la operación trascendental Tormenta de Al-Aqsa.

Irán es una sociedad increíblemente compleja y debatida que, como todas las sociedades, contiene sus propias contradicciones, pero el mensaje contundente que escuché fue que la sociedad iraní está más fuerte y más unificada que nunca: unificada en la defensa de su soberanía, autodeterminación y los logros conseguidos por la Revolución Islámica, unificada en su resistencia al sionismo y al imperialismo liderado por Estados Unidos.

En las ruinas de Teherán, encontré una resiliencia y esperanza increíbles.

* Calla Mairead Walsh es una periodista y activista estadounidense que visitó recientemente Teherán como parte de una delegación de medios extranjeros invitada por el Centro de Medios Sobh.


Texto recogido de un artículo publicado en PressTV.