“Gracias a la vigilancia de las fuerzas de seguridad, fueron arrestados miembros de una banda terrorista que pretendían asesinar a Amyad Amini, padre de Mahsa, en el camino que conduce al cementerio de Aichi, en Saqqez, y la trama fue frustrada”, anunció el sábado por la noche el vicegobernador de la provincia occidental de Kurdistán, Mehdi Ramezani, a los periodistas.
El suceso coincidió con el primer aniversario de la muerte de Mahsa en un hospital tras desplomarse en una estación de policía en Teherán, la capital. La muerte de la joven kurda desató protestas en algunas ciudades del país, las cuales se volvieron violentas y terminaron en masivos disturbios callejeros después de recibir apoyo desde el exterior.
Ramezani detalló que los terroristas detenidos pretendían matar a Amyad Amini y culpar de ello a las fuerzas del orden y así sembrar la sedición en el país en el aniversario del fallecimiento de Mahsa.
El anuncio llega después de que las fuerzas de seguridad frustraran el sábado un atentado terrorista contra una reunión ilegal en Saqqez y arrestaran a cuatro terroristas que se habían infiltrado en el país desde la vecina región semiautónoma del Kurdistán iraquí.
También confiscaron rifles Kaláshnikov, pistolas, escopetas de caza, dos conjuntos de uniformes de las fuerzas militares iraníes y varias armas blancas pertenecientes a los terroristas.
Asimismo, el comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica en la provincia de Kurdistán, Amanolla Gashtasbi, anunció el sábado la detención de varios terroristas en algunas ciudades de Kurdistán.
Pese a masivos llamamientos de los medios de comunicación hostiles y líderes de alborotos del año pasado a celebrar protestas, en un intento por revivir los desmanes, la calma se vivió casi en todo el país.
Las autoridades iraníes consideran los actos vandálicos del año pasado como parte de un plan diseñado y financiado desde Estados Unidos, Israel y varios países europeos para desestabilizar y derrocar el sistema de República Islámica.
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