“Algunas personas en EE.UU. intentan empañar la labor de China contra la pandemia y echarle la culpa. Esta actitud ignora los grandes sacrificios realizados por el pueblo chino para proteger la salud y la seguridad de la humanidad”, ha denunciado este viernes Geng Shuang, un portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores.
Estas declaraciones de Shuang se producen después de que el presidente de EE.UU., Donald Trump, considerara el jueves, en una rueda de prensa en la Casa Blanca, que el mundo está pagando “un alto precio” por la lentitud inicial de las autoridades chinas a la hora de informar sobre el brote del nuevo coronavirus, conocido como COVID-19.
“Nos habría ido mucho mejor si nos hubiéramos enterado de todo esto unos meses antes. Esto podría haberse contenido en una región de China de donde salió. (...) El mundo paga un alto precio por lo que hicieron”, dijo el magante neoyorquino.
Ante tal coyuntura, el vocero chino ha asegurado que las autoridades chinas empezaron a partir del 3 de enero a informar a EE.UU. de la situación y, desde entonces, “mantuvieron una estrecha comunicación”. Además, ha puesto de relieve los comentarios contradictorios del inquilino de la Casa Blanca, pues en reiteradas ocasiones ha felicitado a China por sus informes y su transparencia.
Trump realizó tales declaraciones en momentos en los que su Administración es blanco de numerosas críticas de las autoridades y del pueblo estadounidenses. En este sentido, conforme a los resultados de un reciente sondeo, el 51 por ciento de la población estadounidense piensa que el mandatario no ha adoptado suficientes medidas para detener la rápida propagación del COVID-19 en el país, mientras que, por otro lado, varios políticos y expertos advierten que el nuevo coronavirus es un arma biológica creada por el propio EE.UU.
Mientras EE.UU. acusa a China de no responder de manera adecuada a la pandemia, un medio estatal chino ha dado a conocer recientemente que Washington oculta a los estadounidenses la verdad sobre la magnitud del coronavirus entre la población estadounidense.
Las autoridades chinas fueron criticadas inicialmente por la falta de transparencia y lentitud en reaccionar ante la propagación del coronavirus, pero luego tomaron medidas drásticas de confinamiento de su población, que sirvieron para reducir los contagios en el país. Dichas decisiones permitieron que la semana pasada fueran clausurados los 16 hospitales temporales erigidos para tratar a los pacientes infectados del COVID-19 y que el miércoles fuera el primer día en el que el gigante asiático no registró ningún nuevo caso.
A nivel mundial, la pandemia del coronavirus, que comenzó en la ciudad china de Wuhan en diciembre de 2019, se ha propagado, hasta el momento, por 183 países, con un total de 254 702 infectados, de los cuales unos 10 450 han fallecido, mientras que alrededor de 89 140 personas ya se han recuperado. En el caso de EE.UU., de acuerdo con los últimos datos oficiales, el COVID-19 ha infectado a más de 14 372 estadounidenses, de los cuales han fallecido unos 218.
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