La cadena británica BBC, citando informaciones obtenidas del ejército israelí, publicó el lunes una grabación de 43 minutos e imágenes que muestran el momento de la entrada de los combatientes del Movimiento de la Resistencia Islámica Palestina (HAMAS) en los territorios ocupados por Israel el 7 de octubre en el marco de la llamada operación de represalia Tormenta de Al-Aqsa.
El vídeo, al aparecer, fue obtenido de las cámaras corporales de miembros de HAMAS, cámaras de circuito cerrado de televisión, dashcams y celulares, y extraído de cientos de horas de grabaciones recopiladas sobre las supuestas brutalidades de los combatientes palestinos.
El excomandante de la división de Gaza del ejército de Israel, el general Michael Edelstein, en una reunión con los medios de comunicación internacionales tras la proyección del vídeo, declaró que le había “sorprendido” la cobertura que hicieron de los acontecimientos y comparar lo que hace Israel con lo que hace HAMAS.
“No puedo entender a nadie que haga esta comparación. Y después de lo que hemos compartido con ustedes, deberían saberlo”, recriminó.
Historial de Israel en inventar falsedades
El ejército israelí tiene un largo historial de inventar compulsivamente falsedades para limpiar la imagen del régimen, recurriendo a la desinformación que vilipendia al mismo pueblo palestino al que ha oprimido durante décadas.
El último ejemplo se produjo hace unos días, cuando ocultó su responsabilidad por el ataque al hospital de Al-Ahli en la ciudad de Gaza el martes pasado, donde asesinó a cientos de palestinos que se refugiaban en el recinto. No obstante, negó ser el culpable y, en cambio, acusó al movimiento de Yihad Islámica Palestina del crimen de guerra.
Adujo que un cohete palestino había fallado y había caído sobre el hospital. La afirmación de Israel era ridícula. En un vídeo del ataque real, se puede escuchar el fuerte silbido de un misil o proyectil de alta velocidad entrante momentos antes de que explote. Los grupos palestinos en Gaza solo tienen cohetes primitivos que surcan el cielo. Si uno falla, cae a velocidad de caída libre, no a una velocidad casi supersónica.
La niebla que envolvió instantáneamente la historia del hospital Al-Ahli fue una repetición —aunque en una escala mucho mayor— de lo que ocurrió el pasado verano (boreal) cuando cinco adolescentes palestinos murieron en un ataque aéreo en el campo de refugiados de Yabaliya.
Al igual que con la masacre del hospital, Israel inmediatamente negó ser responsable y culpó a la Yihad Islámica por el fallo de un cohete. Además, el ejército israelí publicó imágenes de vídeo que pretendían mostrar el cohete fallido, pero todo fue un engaño. Más tarde, cuando la historia siguió adelante, el ejército israelí admitió discretamente que era responsable de matar a los niños.
Quizás la campaña reciente de desinformación más conocida de Israel ocurrió hace 18 meses, a raíz del asesinato de la periodista de Al Jazeera, Shireen Abu Akleh. Una vez más, Israel culpó a los palestinos por la muerte de uno de los suyos. Produjeron un vídeo que pretendía mostrar un intercambio de disparos con pistoleros palestinos cerca de donde estaba Abu Akleh cuando le dispararon en la cabeza.
Pero una investigación realizada por el grupo israelí de derechos humanos B’Tselem demostró que el vídeo fue tomado en una zona completamente diferente de Yenín. Tardíamente, cuando la historia se negaba a desaparecer, Israel admitió que uno de sus soldados probablemente era el responsable de su asesinato.
La lista de estos engaños y campañas de desinformación sigue y sigue. Busque los nombres Muhammad al-Durrah, Rachel Corrie, James Miller, Tom Hurndall, Iain Hook. Israel fingió ante todos estos asesinatos de alto perfil llevados a cabo por sus soldados.
Incluso una investigación superficial muestra que Israel mintió sobre su uso de municiones de racimo en el Líbano en 2006, así como sobre su matanza masiva de civiles en la aldea libanesa de Qana en la misma guerra.
Israel mintió también sobre su supervisión de la matanza masiva de palestinos en el campo de refugiados de Sabra y Chatila en El Líbano en 1982, por parte de sus aliados falangistas cristianos.
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