“Nadie sabe dónde está, todas las conversaciones telefónicas [con el príncipe] son muy cortas, y nadie puede verlo (…) Cada vez estamos más preocupados por él”, declararon los abogados del expríncipe heredero el lunes al diario británico Financial Times.
Los abogados indicaron que su familia no ha podido visitarlo desde que fue arrestado en marzo junto con su hermano y su tío, el príncipe Ahmad bin Abdulaziz.
La detención de ellos fue monitoreada por el príncipe heredero saudí, Muhamad bin Salman, a quien se le acusa de tratar de dejarles de lado a través del Consejo de Lealtad, un organismo establecido en 2007 para garantizar una transición suave del poder en caso de que el rey o el príncipe heredero fallezcan.
Según los medios, tanto el príncipe Ahmad como Muhamad bin Nayef fueron en algún momento aspirantes al trono de Arabia Saudí en lugar de Muhamad bin Salman, pero ahora podrían ser condenados a cadena perpetua o la pena capital.
Muhamad se ha convertido en un hombre poderoso tras ser nombrado príncipe heredero, pese a las severas críticas de otros príncipes. Las críticas aumentaron cuando un gran número de príncipes saudíes fueron detenidos en el marco de una “campaña anticorrupción” encabezada por Bin Salman, considerada por los analistas como una “purga” política.
Los expertos resaltan que estas detenciones ayudan a consolidar aún más el poder del príncipe heredero, eliminando a los rivales al trono.
Bin Salman es criticado por la violenta agresión saudí a Yemen y por tanto de la muerte de miles de personas y de una crisis humanitaria sin precedentes; también está involucrado en el brutal asesinato de Jamal Khashoggi, prominente periodista crítico con la monarquía de los Al Saudí.
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