“Desde el inicio de la agresión saudí en 2015, la coalición que lidera Arabia Saudí utiliza armas mortales de fabricación estadounidense, británica y francesa contra los civiles de Yemen”, ha subrayado Abdulaziz bin Habtur, primer ministro del Gobierno de Salvación Nacional de Yemen.
Entre las armas mortales, ha explicado Bin Habtur, las bombas de racimo han provocado decenas de víctimas, de manera indiscriminada, con sus fragmentos de metralla, entre los civiles de Yemen.
Asimismo, ha enfatizado que, pese a las dificultades generadas por los incesantes ataques de Arabia Saudí contra la infraestructura yemení, este país está monitoreando los efectos catastróficos de las bombas de racimo, que han intensificado el sufrimiento del pueblo yemení.
Por su parte, Ali Safra, director del Centro de Neutralización de Minas Antipersona de Yemen, ha indicado que los países miembros de la coalición de Arabia Saudí han confiscado en Yibuti equipos especiales que se utilizan en descubrir y neutralizar las submuniciones.
Safra ha afirmado que, debido a la falta de estos equipos, casi todos los días mujeres y niños yemeníes pierden la vida por la explosión de minas en todo el territorio yemení.
Las bombas de racimo esparcidas tienen una tasa de fallo de entre el 5 % y el 30 %, por lo que pueden quedar bombas enterradas sin explotar, siendo peligrosas especialmente para los niños por sus llamativas formas, como pelotas de tenis o latas de refrescos.
Pese al rechazo a nivel internacional, el régimen de los Al Saud y sus aliados han empleado en varias ocasiones bombas de racimo contra blancos civiles en diferentes partes de Yemen, incluidas las provincias septentrionales de Saada, Amran y Marib.
Los yemeníes lamentan que los cinco años de penurias que enfrentan por la agresión de Riad no hayan suscitado el interés de la comunidad internacional, que guarda silencio ante los criminales bombardeos contra escuelas, hospitales y zonas urbanas.
Los ataques saudíes, normalmente perpetrados con aviones y bombas fabricadas por EE.UU., han dejado más de 100 000 yemeníes muertos. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calcula que, si la guerra no cesa, la cifra de víctimas mortales podría llegar a situarse en 500 000 para finales de este año en curso.
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