Por: Sheida Eslami
Al firmar cinco Memorandos de Entendimiento (MdEs) significativos, sentaron las bases de un nuevo y dinámico capítulo en las relaciones mediáticas entre los dos países vecinos.
La visita de la delegación mediática iraní, encabezada por Ahmad Noruzi, presidente del Servicio Exterior de la Radio y Televisión de la República Islámica de Irán (IRIB, por sus siglas en inglés), a Pakistán representa un paso crucial hacia la transformación de los medios de comunicación en una herramienta poderosa para que la Umma (comunidad) islámica se exprese y hable por sí misma.
La visita sirvió como un puente entre la historia y el futuro, conectando el ilustre legado del poeta-filósofo pakistaní Iqbal Lahori con la indomable valentía de la periodista iraní Sahar Emami, y vinculando el cine de la justicia con la radio de la fe.
En un mundo donde la verdad se ha convertido en una mercancía, Irán y Pakistán se han comprometido a restaurarla como una virtud. Esta reconfiguración cultural resalta los medios de resistencia, presentando una imagen de fe y resiliencia que refleja el espíritu de la Umma islámica visto a través del lente del Este.
Cinco acuerdos importantes
Desde el momento en que el avión que transportaba a la alta delegación mediática de la República Islámica de Irán aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Islamabad, quedó claro que no se trataba de una misión diplomática ordinaria. Este evento marcó un paso significativo hacia la construcción de una narrativa compartida entre dos naciones musulmanas hermanas, en una era dominada por la guerra de narrativas.
Poco después, se celebró una reunión oficial con Attaullah Tarar, ministro federal de Información y Radiodifusión de Pakistán.
La visita de Noruzi, acompañado de Abás Mohamadzade, director general de Asuntos Internacionales; Morteza Shamsi, director de Sahar Global Network; y Yaber Alimohamadi, director general de IRIB Sistan y Baluchistán, incluyó una serie de actividades mediáticas y reuniones de alto nivel.
Este encuentro culminó con la firma de cinco Memorandos de Entendimiento entre IRIB y cuatro importantes organizaciones mediáticas pakistaníes: Pakistan Television Corporation (PTV), la red privada Sub TV, Cinepax Media Company y la red regional Vsh TV.
Estos acuerdos presagian el establecimiento del primer anillo del Este Islámico, resistente a la distorsión. Como expresó Noruzi, estas colaboraciones significan “un modelo exitoso de cooperación entre los medios islámicos independientes frente a la distorsión y dominación occidental”, trascendiendo el simple intercambio de contenido profesional.
Establecen las bases para lo que los analistas estratégicos podrían describir como un cambio de una diplomacia mediática centrada en el Estado a una diplomacia arraigada en el espíritu colectivo de la Umma.
Redefiniendo el cine como herramienta de resistencia cultural
Uno de los pilares clave de la cooperación establecida entre ambos países es la participación técnica y educativa de IRIB en el proyecto “Punjab Film City”, realizado en colaboración con Cinepax Media.
Esta iniciativa busca expandir la infraestructura cinematográfica y promover el intercambio cultural entre Irán y Pakistán. En reconocimiento a la experiencia de Irán en una industria cinematográfica que es tanto revolucionaria como profesionalmente organizada, el gobierno pakistaní invitó a Teherán a compartir su valiosa experiencia.
A nivel práctico, Irán contribuye con el conocimiento adquirido en la Ciudad Cinematográfica de la Defensa Sagrada y su vasta experiencia en la producción de obras televisivas centradas en la resistencia.
Sin embargo, a un nivel más profundo, esta asociación representa más que una colaboración técnica; es el esfuerzo de Irán por transmitir el mensaje de resistencia a través del lenguaje universal del cine y la tecnología dentro de Pakistán.
Esto, precisamente, es lo que más teme Occidente: el surgimiento de una narrativa oriental de justicia.
La propuesta de producir conjuntamente una película sobre la vida de Allama Iqbal Lahori, planteada durante la visita, se erige como otro símbolo de esta solidaridad cultural.
Iqbal, la voz perdurable de la tradición intelectual musulmana del sur de Asia, ahora puede ser reimaginado a través de una lente compartida iraní-pakistaní, transformando la idea de unidad intelectual entre las dos naciones de un simple eslogan a una imagen viviente.
El regreso de la voz a la Umma
La delegación iraní también se reunió con el director general de Radio Pakistán, un encuentro que, aunque aparentemente menor en términos técnicos, conllevó una profunda significancia geocultural.
La radio sigue siendo una de las formas de medios más accesibles y confiables en Pakistán. En regiones como Baluchistán y Punjab, más de la mitad de la población sigue dependiendo de la radio local, mientras que las transmisiones de onda larga trascienden fronteras e idiomas.
En este contexto, cualquier mensaje transmitido desde Teherán puede resonar profundamente en el corazón de la Umma islámica a través del subcontinente.
Saeed Ahmad Sheikh, director general de Radio Pakistán, expresó un fuerte interés en lanzar un canal dedicado a transmitir programas en persa centrados en temas culturales y religiosos. Este gesto refleja un compromiso compartido para profundizar el intercambio cultural y la comprensión mutua.
Al recurrir nuevamente al medio tradicional de la radio, Irán y Pakistán están reclamando el tono y ritmo de una voz mediática independiente, una que se distingue de las narrativas globales dominantes y regresa a sus raíces civilizacionales compartidas.
Honrando la determinación mediática de Irán
Durante la reunión de la delegación iraní con el ministro federal de Información de Pakistán, el ministro habló con notable sinceridad y emoción, describiendo a Irán como “el rostro de la resistencia mediática en el mundo islámico”.
Rindió un sentido homenaje a los periodistas y presentadores iraníes, subrayando que la firma de los MdEs marca un punto de inflexión histórico en las relaciones mediáticas y culturales entre Irán y Pakistán.
Tarar señaló que los recientes desarrollos regionales, especialmente las guerras en curso, han revelado la profunda solidaridad entre los pueblos de Irán y Pakistán, que han vivido y comprendido la cultura de la resistencia.
Elogió la firmeza de los medios iraníes durante la reciente guerra de agresión del régimen sionista, destacando el coraje de la presentadora iraní Sahar Emami, quien continuó transmitiendo en vivo incluso cuando el edificio de IRIB fue atacado.
Su compostura, dijo, es un poderoso ejemplo de responsabilidad, devoción y sacrificio entre los profesionales de los medios iraníes.
Esta perspectiva subraya el reconocimiento de Pakistán al modelo mediático de Irán como tanto creíble como valiente, un estándar que resuena con las aspiraciones del mundo islámico en general y que Pakistán está ansioso por emular.
La visita demostró que el discurso de la resistencia se ha expandido más allá de Asia Occidental y ahora encuentra nueva resonancia en Asia del Sur. Con la voz de alcance de la lengua urdu, Pakistán está en una posición única para llevar este discurso a cientos de millones de nuevos oyentes y espectadores.
Formación de un bloque mediático islámico independiente
Las relaciones mediáticas entre Irán y Pakistán deben ser vistas como parte de un movimiento más amplio: el surgimiento de un bloque mediático islámico independiente centrado en el eje Teherán-Islamabad-Beirut-Yakarta.
Este bloque se fundamenta en tres pilares esenciales: independencia en la creación de significados, sinergia cultural contra la distorsión y diplomacia centrada en el pueblo que resiste la dependencia en los medios.
Dentro de este marco, el persa y el urdu sirven como las dos alas de la narrativa islámica: el persa encarna la racionalidad y el misticismo, mientras que el urdu transmite emoción, vitalidad comunitaria y el espíritu de presencia colectiva. Su unión a través de producciones mediáticas conjuntas crea un tercer idioma de comunicación para el mundo islámico, un idioma de la verdad.
Estos recientes desarrollos en la cooperación mediática bilateral trascienden la importancia local o regional. Forman parte de un movimiento callado pero profundo hacia un orden mediático islámico independiente en el Este, un orden concebido en Teherán, consolidado en Beirut, Damasco, Gaza y Saná, y ahora extendiendo su alcance a Islamabad, Yakarta y Kuala Lumpur.
Lo que puede parecer una colaboración mediática ordinaria es, en realidad, la etapa inicial de una reestructuración conceptual del poder semántico dentro del mundo islámico, una respuesta estratégica e intelectual a décadas de dominio narrativo occidental sobre el Islam, la resistencia y la identidad musulmana.
De recibir narrativas a producirlas
El primer pilar de este bloque es la independencia en la creación de significados. Durante años, el mundo islámico consumió narrativas producidas por otros, narrativas que enmarcaban al Islam como crisis, violencia o retroceso.
La Revolución Islámica en Irán fue la primera ruptura con este patrón, utilizando los medios para redefinir la identidad de la Umma. Pakistán, con su profundidad cultural milenaria y su poderosa lengua mediática (el urdu), ahora ofrece una oportunidad para extender esa experiencia.
Irán reconoció esta oportunidad hace décadas, lanzando el canal de televisión en urdu de Sahar y estableciendo Radio Urdu en 1980. Tras la fusión de ambos en un canal unificado de radio y televisión en urdu hace una década, este camino ahora continúa con mayor fuerza.
La alianza mediática Teherán-Islamabad, respaldada por las décadas de trabajo de Sahar Network con más de medio billón de musulmanes de habla urdu en Pakistán e India, marca una transición del “recepción de narrativas” a la “creación de narrativas para la Umma islámica”.
Esto significa producir significado desde dentro de la tradición islámica, el misticismo y la justicia, y no según las estructuras de poder global.
Por lo tanto, la independencia en la creación de significados no es solo cultural, sino una necesidad geocultural. Una nación que no puede forjar su propio significado no puede mantener poder político o económico independiente. Por esta razón, el bloque mediático islámico independiente es el comienzo de una revolución en el poder suave islámico, una basada no en armas, sino en la lógica de la verdad.
Alianza oriental contra el monopolio de la imagen
Hoy en día, la distorsión no es un accidente, sino una industria. Las corporaciones mediáticas occidentales, respaldadas por cientos de miles de millones de dólares, empaquetan al Islam como un producto político enmarcado a través del islamofobia, la distorsión y la fabricación.
En tales condiciones, la sinergia cultural entre países como Irán, Pakistán, Líbano, Yemen, Malasia, Indonesia, Irak y otros forma una expresión práctica de resistencia a la distorsión.
Irán aporta racionalidad y misticismo; Pakistán aporta emoción y atractivo popular; Líbano, Yemen e Irak aportan lucha y resistencia; Indonesia y Malasia aportan tolerancia.
Esto no crea una alianza administrativa, sino un frente cultural del Este Islámico, uno que utiliza los medios, el cine y el contenido para recuperar el significado de “Islam” de Occidente.
Representa el surgimiento de un orden semántico multipolar en el cual la Umma islámica se convierte en creadora de narrativas globales.
Diplomacia centrada en la Umma vs. medios dependientes
Dentro de este bloque emergente, la diplomacia está evolucionando de un marco “estado a estado” a un paradigma “pueblo a pueblo”, mientras los líderes musulmanes de Asia luchan por revivir el alto y unificador concepto de la Umma.
Esto representa una transformación geocultural significativa: los medios islámicos ya no están confinados a servir como un instrumento de política oficial; están convirtiéndose en el lenguaje vivo del diálogo entre las sociedades musulmanas.
Los canales conjuntos en persa y urdu y los documentales multilingües no están diseñados únicamente para transmitir perspectivas gubernamentales, sino para reflejar las realidades vividas de la Umma y preservar la conciencia cultural del mundo islámico.
Encarnan una filosofía mediática que habla con, y no solo para, el pueblo.
El primer paso tangible en esta transición se encuentra en la propuesta de Noruzi para el Canal de la Amistad Irán-Pakistán. Si se realiza eficazmente, esta iniciativa podría redefinir la diplomacia mediática en el mundo islámico, empoderando a la gente, en lugar de a los políticos, para que sean las voces principales de comunicación y solidaridad.
Al hacerlo, cambiaría el centro de gravedad de la diplomacia mediática de las capitales de los estados a los corazones de las naciones, fomentando una nueva era de empoderamiento cultural desde abajo hacia arriba a través de la Umma.
Fusión del intelectualismo persa y la emoción urdu
Dentro de este bloque emergente, la diplomacia está evolucionando de un modelo “estado a estado” a uno “pueblo a pueblo”. A través de Asia, los líderes musulmanes están trabajando para revivir el concepto unificador de la Umma.
Esto marca un profundo cambio geocultural: los medios islámicos ya no son simplemente un instrumento de la política oficial; se están convirtiendo en el lenguaje compartido de diálogo entre las naciones musulmanas.
Los canales conjuntos en persa y urdu y los documentales multilingües no están diseñados para transmitir mensajes gubernamentales, sino para reflejar las experiencias de la Umma y proteger la conciencia cultural del mundo islámico. Dan voz a una narrativa colectiva que trasciende fronteras, ideologías y burocracias.
El primer paso concreto de esta transición se puede ver en la propuesta de Noruzi para el Canal de la Amistad Irán-Pakistán. Si se implementa con visión, podría transformar la diplomacia mediática en todo el mundo islámico, poniendo a las personas, en lugar de a los políticos, en el centro de la comunicación.
Tal iniciativa cambiaría el eje de la diplomacia mediática de las capitales de los estados a los corazones de las naciones, permitiendo una nueva era de empoderamiento cultural desde abajo hacia arriba a través de la Umma.
El surgimiento de un Este semántico contra un Oeste visual
Un bloque mediático islámico independiente representa el ascenso de un Este semántico en respuesta a un Oeste visual. El Occidente gobernó el siglo XX a través del poder de las imágenes; ahora el Este responde mediante el poder del significado.
Esto no es un cambio geográfico, sino epistemológico, una transformación en la forma en que se percibe la verdad: de la imagen vacía que atrae, pero no construye, al significado que construye, ilumina y perdura.
En este orden emergente, Teherán se erige como el cerebro de la visión estratégica, Beirut–Yemen–Irak como el corazón de la resistencia, Islamabad como la voz del pueblo, y Yakarta–Kuala Lumpur como el espíritu de la civilización islámica asiática.
Su colaboración sienta las bases para un nuevo tipo de unidad en el mundo islámico del siglo XXI, una unidad no construida sobre tratados políticos, sino sobre principios morales compartidos: la verdad, la justicia y la dignidad humana.
La era en que los musulmanes solo eran vistos a través de las narrativas de otros ha llegado a su fin. La Umma islámica ahora es la diseñadora de su propia historia.
Este bloque centrado en la Umma no es un eslogan idealista, sino la primera expresión de una civilización mediática emergente, una civilización que transforma los medios de un instrumento de propaganda en un instrumento de verdad.
Marca el amanecer de un nuevo capítulo en la historia geocultural, una era en la que el significado surge desde el Este, y el Oeste, que antes era el único productor de imágenes, ahora debe escuchar la voz de la Umma.
En el orden global contemporáneo, los medios de resistencia ya no son un concepto puramente ideológico; son un marco estructurado de narrativas basadas en la honestidad, la justicia y la dignidad.
Irán ha llevado durante mucho tiempo el estandarte de la resistencia política, pero la reciente visita a Islamabad elevó esa misión al nivel de la resistencia cultural.
Hoy en día, la estrategia de los medios de resistencia descansa sobre tres componentes interrelacionados:
- Contenido: transmitir unidad y esperanza, más que una mera crítica al Oeste.
- Técnico: construir redes sólidas entre los medios islámicos independientes.
- Educativo: cultivar una nueva generación de periodistas comprometidos con la resistencia a través de Asia del Sur y el Oeste de Asia.
Junto con los acuerdos técnicos recientemente firmados, estos componentes fortalecen la arquitectura operativa de los medios de resistencia, sentando las bases para un futuro en el que el mundo islámico hable con su propia voz, con claridad, confianza y convicción.
* Sheida Islami es escritora, poeta, asesora de medios y crítica cultural, con sede en Teherán.
Texto recogido de un artículo publicado en Press TV.




