El presidente del Consejo Político Supremo de Yemen, Mahdi al-Mashat, ha vuelto a reiterar este miércoles la propuesta de un alto el fuego que el movimiento popular yemení Ansarolá, que apoya al Ejército en su defensa contra la guerra de Arabia Saudí y sus aliados, ofreciera el viernes pasado a través de su persona para poner fin a una agresión que empezó en marzo de 2015.
El alto representante yemení ha denunciado que la continuación de la agresión del régimen de Riad y sus aliados contra el pueblo yemení es una vergüenza para la comunidad internacional, y representa una gran amenaza para la paz y la estabilidad en la región.
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Al-Mashat ha lamentado el hecho de que los saudíes sigan lanzando ataques aéreos contra varios puntos de Yemen, incluso después de que Ansarolá presentara su oferta de paz a Riad.
En este punto y tras condenar los recientes bombardeos de los saudíes contra una zona residencial en el suroeste de Yemen, ofensiva en la que al menos 16 personas perdieron la vida, el político yemení ha subrayado que estos “asesinatos indiscriminados” de civiles son un indicativo de la debilidad del régimen de Riad ante el llamado cese de hostilidades.
Dicho esto, el funcionario yemení ha hecho hincapié en que, para que se establezca la paz, se requiere que ambos países tomen medidas, porque, a su entender, el conflicto ha llegado a un punto en el que ya no es posible que una parte le pueda poner fin.
Al-Mashat ha realizado estas declaraciones con motivo del aniversario del Día de la Revolución del 26 de septiembre en Yemen, acontecimiento que sentó las bases de la creación de la moderna República de Yemen al producirse el derrocamiento de los gobernantes del norte de Yemen, respaldados por Arabia Saudí, en 1962.
El ofrecimiento de un alto el fuego tiene lugar mientras los constantes ataques de represalia yemeníes, efectuados con aeronaves no tripuladas (drones) y misiles de fabricación propia, han puesto en jaque al régimen agresor de Arabia Saudí, que destina millones de dólares a la compra de armas y equipamientos militares a ciertos países occidentales, como Estados Unidos, el Reino Unido y Francia.
Las fuerzas yemeníes presentaron su propuesta de que cesen las hostilidades una semana después de que lanzaran certeros ataques con drones contra instalaciones vitales de la compañía petrolera saudí Aramco, provocando una gran destrucción que ha derivado en la interrupción de la producción de 5,7 millones de barriles de petróleo saudí, que equivalen a un 6 % de la producción mundial.
Tras casi cinco años de la agresión iniciada por Arabia Saudí y sus aliados contra Yemen, decenas de miles de inocentes han muerto, han resultados heridos, se han visto desplazados o han desaparecido, a lo que se une el hecho de que el país más pobre del mundo árabe enfrenta en este momento una crisis que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) considera la peor situación humanitaria del mundo.
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