“Quienquiera que surja como el nuevo liderazgo de Siria debe hacer un corte total y decidido con la represión y la impunidad del pasado”, ha enfatizado este lunes Lama Fakh, directora de Asia Occidental, de la oenegé Human Rights Watch, por medio de un comunicado.
Fakh ha hecho estas declaraciones, mientras, un día después de la caída de Al-Asad en Siria, permanecen muchas preguntas sobre cómo tratarán las fuerzas de oposición, que tomaron el control de Damasco, a aquellos que anteriormente controlaban el país.
“Los grupos armados de la oposición deben enviar un mensaje fuerte e inequívoco a las facciones y los combatientes de que los ataques ilegales, incluidos los dirigidos a individuos basados en la percepción de vínculos con el antiguo gobierno, no serán tolerados”, ha instado.
En el mismo sentido, Fakh ha enfatizado la necesidad de “garantizar el trato humano de todos los individuos, incluidos los exfuncionarios del gobierno y soldados, combatientes afiliados y leales”.
El domingo, los grupos armados opositores, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), declararon la toma de la capital de Siria, Damasco, y haberse hecho con el poder en el país.
El primer ministro de Siria, Muhamad al-Jalali, ha dicho este lunes que la mayoría de los ministros del gabinete aún trabajan desde oficinas en Damasco. “Estamos trabajando para que el período de transición sea rápido y sin problemas”, ha señalado.
Por su parte, los insurgentes sirios han informado de haber concedido la amnistía a todos los militares reclutados para el servicio militar durante el mandato de Al-Asad.
La oposición armada de Siria ha designado a Muhamad al-Bashir, hasta ahora presidente del llamado Gobierno de Salvación en Idlib, para formar un gobierno de transición. Posteriormente, se celebró una reunión tripartita en Damasco para negociar el traspaso de poder en Siria entre Abu Mohammad al-Golani, líder de Hayat Tahrir al-Sham, Muhamad al-Jalali y el propio Al-Bashir, quien finalmente aceptó ceder el poder.
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